miércoles, 31 de diciembre de 2014

Fin de año.

Todos los años los termino con un post. Mi post de recapitulación, de despedida del año.
Y éste..., pues no quería que fuese menos.
La verdad es que no tengo ganas de escribir. Estoy tristona. Es más: no recuerdo otro año en que haya estado tan triste estas fechas. No me gustan las navidades, no me han gustado nunca, pero intento adaptarme a ellas. Me disfrazo y me camuflo entre eso que dicen que se llama 'espíritu navideño', e intento que no se me note nada.
Este año no he tenido ganas ni de eso.
Ha sido un año extraño. Es el primer año, desde hace seis, que empiezo el año desempleada. No es que ésa sea la causa por la que me siento triste, no: casi es lo de menos. No sé si porque quiero ser optimista (de algún modo) o porque este año ha sido tan difícil laboralmente hablando y he terminado tan cansada..., que pensar en reincorporarme al trabajo es simplemente un paso más. La semana que viene empezaré con los CVs, con las entrevistas..., y lo que tenga que ser, pues será. Ya está.
Estoy triste como consecuencia de todo el año. De tantas cosas, de tantas decepciones..., algunas que ya venían de antes. Triste porque sé que para el próximo año ya no puedo tener esas..., no sé cómo definirlas..., ¿esperanzas? ¿ilusiones? Eso que realmente no podía ser, que sabía que no podía ser..., porque hace mucho que destruí los castillos que se estaban edificando solos en el aire y soplé hasta eliminar cualquier resto de ceniza o de polvo de nubes. Pero..., no sé, Supongo que algo en mí seguía creyendo que podía tener derecho a un milagro. No sé de qué tipo, porque sería eso: un milagro.
Y no: los milagros no existen,
Da igual.

Termina un año complicado, raro. Un año de disparatados horarios laborales, de dar vueltas para no llegar a ningún sitio. Un año que ni siquiera puedo pensar que sea 'de transición', porque ya no pienso que esté yendo hacia ningún sitio.
Un año que, como todos, termino 'cumpliendo años'. El año y yo cumplimos a la vez: él desaparecerá esta noche, yo lo termino con un nuevo dígito en la edad. Llevo todo el día (en realidad, desde anoche) recibiendo y contestando mensajes de felicitación; una de esas cosas que pueden tener 'buenas' las redes sociales, que señalan a los conocidos y a los amigos desmemoriados cuando es el cumpleaños de los demás. Aunque normalmente quien por lo que sea en algún momento se ha enterado de qué día nací suele acordarse de que es mi cumpleaños (otra cosa es que se acuerde de felicitarme ese día: luego en enero me lo suelen comentar).

Él no me ha llamado, ni me ha escrito. Ni creo que lo haga. Ayer por la tarde nos vimos: sigo empeñada en mantener ese mínimo contacto de al menos acompañarle en el metro en el trayecto que tiene que hacer desde el trabajo hasta su casa. Tampoco me mencionó nada. Me consta que ni se acuerda ni le importa en lo más mínimo cuando pueda o no cumplir yo los años. Alguna vez se lo he comentado..., y suele responder que tiene no sé cuantas amigas que cumplen el uno de enero.
Y eso es lo importante, supongo: que se acuerde de que sus amigas celebran su cumpleaños el uno de enero.
Los dos o tres últimos años, simplemente, coincidió que la noche del 30 hablamos por teléfono... y creo que al menos una de las veces nos dieron las doce hablando. Y le pedí que, ya que estábamos, me felicitase (esas tonterías). Este año no espero que dé señales de vida, para qué pensar otra cosa.
E igual yo debería de dejar de insistir. Para qué. Si ya lo tengo muy claro, si este año me lo ha dejado tan claro que aunque fuese rematadamente tonta me habría dado cuenta de su absoluta falta de interés.
Este año no voy a desear nada al soplar las velas de mi tarta. Para qué, si ya he comprobado que algunos deseos no se cumplen por mucho empeño que se ponga en facilitarle las cosas a la vida para que sea así.

Da igual.
No voy ahora a recopilar nada de lo que ha pasado este año. En realidad, sólo quiero que termine. Tampoco por pensar que el próximo, que mañana, las cosas vayan a mejorar..., pero quiero que estas fechas que para muchos son 'estas fiestas' se terminen cuanto antes. Volver a una rutinaria normalidad..., aun sabiendo que tampoco eso va a cambiarme nada.

Éste es, eso, un post casi de compromiso.
Por si aún me lee alguien: feliz 2015.

No hay comentarios: