martes, 9 de diciembre de 2014

Veintiun días.

Estoy triste.
Creo que es el mejor modo de definirlo de una forma concreta y concisa: estoy triste.

Las navidades no me gustan, nunca me han gustado. Y todo a mi alrededor es eso: proyecto de navidad. Estética navideña en las tiendas, nieve artificial en los escaparates de las tiendas en una ciudad donde raramente nieva...y además, sin que sea capaz de entender qué tiene que ver la nieve con la navidad, francamente. Productos típicamente navideños que comprar...y que bien, que me gustan, pero de los que nunca he tenido menos ganas. Eso ya sin querer pararme a pensar en que tampoco puedo permitirme los gastos que al final voy a tener que hacer. Como todos los años.

Tengo la sensación de llevar diez días perdidos. Los mismos que llevo esperando a que me vengan a arreglar un radiador que no deja de perder agua. Y, aunque la verdad es que he aprovechando estos días (bueno, moderadamente) limpiando, ordenando, planchando..., si miro hacia atrás me lleno de esa sensación de pérdida de tiempo. Porque hace diez días, el mismo viernes en que descubrí que mi radiador no dejaba de perder agua de una forma más que alarmante, mi proyecto era ya empezar a enviar currículums como respuesta a las pocas y malas ofertas de empleo que había publicadas en esos portales de búsqueda de trabajo que todos conocemos. Pero la necesidad de quedarme en casa para que vinieran a arreglar mi radiador (porque si me pongo a trabajar antes de que me lo arreglen ya no tendré tiempo para hacerlo. De hecho, si está estropeado es porque no pude quedarme en casa hace un año, cuando descubrí el inicio de la avería) me hizo empezar a postponer el plan: nada de responder ofertas, porque si me llamaban y ese día tenía previsto que viniera el fontanero, no podría ir o tendría que llamar al fontanero para que no viniese (y cualquiera sabe lo que podría tardar en poder volver). Y si la entrevista era fructífera y me preseleccionaban y tenía que incorporarme a esas 'formaciones selectivas' que hacen las empresas antes de decidir si eres o no lo que buscan...pues volvería a tener que decidir: radiador o empleo.
Y es tan complicado encontrar un trabajo como un fontanero. Y...
Y llevo casi dos semanas esperando.

Estoy triste.
Sé que también son las puñeteras hormonas femeninas, esos procesos mensuales que...
Los estrógenos. El radiador averiado. Mi desempleo. La navidad que no me gusta. Y tantas cosas, tantas otras cosas pequeñas...
En lo que queda de año tengo que encontrar el modo de reencauzar mi vida, de cara al 2015. Y me siento cansada, hastiada, con pocas ganas..., con nulas ganas de nada.
También tengo que decidir qué quiero con respecto a..., bueno, no. Rectifico: sé lo que quiero. Simplemente tengo de decidir lo que debo hacer. Querer..., claro que lo sé, claro que sé lo que quiero. Lo mismo que llevo queriendo más de cuatro años, y que es a él. Y que sé que sería pasar a su lado el resto de mi vida..., pero igual que sé que no puede ser.
Antes de termine el año tengo que decidir, simplemente, si debo seguir en contacto o no con él. Si debo seguir insistiendo.
Probablemente no nos volvamos a ver,  no le vuelva a ver, en lo que queda de año. Probablemente no le vuelva a ver en mucho tiempo.
Cada vez tengo más y más claro que no siente el menor interés por mí. Y creo que ya está bien, que no tengo ningún derecho a seguir insistiendo.

Me siento triste.
Quedan tres semanas y un día para que termine el año. Quedan veintiún días para que según dice el dni, cambie de edad. Cumpla años.
Probablemente no quede ni ese tiempo para poner punto final a lo que ya para siempre sentiré que ha sido el último amor de mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Supongo que hay cosas que todos tenemos que ver por nosotros mismos. Da igual que los demás nos digan que no tienen sentido y que nos están haciendo daño. Hasta que una no lo siente así, lo defiende por encima de la razón. Al menos ten presente que tu estado es muy común, que casi todo el mundo en un momento de su vida se ha dicho que aquel era el último amor de su vida, y que en la mayoría de casos ha habido uno más tarde. Tampoco sirve de mucho que te diga que dejes la puerta abierta a esa posibilidad, la puerta se abrirá de todas formas. Lo único que sí que te diría es que no dejes que pensamientos negativos sobre tu futuro te desanimen. Intenta que cada día sea mejor que el anterior y lo demás, lo que está fuera de nuestro control, ya se atajará cuando venga, tanto si es bueno, malo o regular. No te digo Felices Fiestas pero sí Feliz Esperanzas Renovadas, porque en realidad lo importante de la Navidad es cerrar un capítulo para empiezar otro.