sábado, 30 de mayo de 2015

Última semana de mayo.

Quería escribir un poco. Pero al final me he liado con otras cosas y...
A ratos siento que tengo cosas que contar. Luego me doy cuenta de que no es cierto: en mi vida no pasa nada. Y me siento tonta escribiendo cuando, realmente, no tengo nada que contar.

Esta semana ha sido larga y yo he estado cansada cada día, cada hora. Los días se alargan: ya no necesito dar la luz por las mañanas, ha amanecido cuando me levanto, antes de las siete. Ya, dar las 'buenas noches' a las diez me resulta raro: aun hay luz de sol. El exceso de luz natural es lo que más me gusta del verano. Mejor dicho: es lo único que me gusta. Pero...creo que este año me empieza a dejar la sensación de que aún voy a dormir menos. Noches cortas en que apenas hará que se puso el sol cuando yo ya esté dormida, en que amanecerá antes de que yo me levante...

Esta semana he dormido buscando, instintivamente, el olor de su cuerpo en mis sábanas. Sé que no es algo consciente (me quedo dormida en el sofá, me despierto, apago la tele, me traslado a la cama entre sueños, sigo durmiendo..., me obligo a volverme a dormir sabiendo que deberé levantarme pronto), pero sé que en algún momento me encontraré con su recuerdo, con el olor de su piel al darme la vuelta y abrazar la otra mitad de mi almohada... Y por un instante todo volverá a estar bien. O volverá a estar mal, porque no está, porque realmente es solo su recuerdo...

Evidentemente, no tengo nada que contar. O igual sí. Pero al final se me ha hecho tan tarde...

No hay comentarios: