miércoles, 4 de mayo de 2016

Cuatro de mayo.

Llevo casi dos meses sin verle. Otra vez.
Y le echo mucho de menos.

Poco más que añadir.
Aunque pasen otras cosas, algunos días muchas y al final sin demasiada transcendencia, sé que lo que de veras me rodea, como algo intangible, es eso. No: no le doy vueltas. No pienso en ello.
En realidad, no me hace falta pensar en ello.
Es...
No es necesario pensar en que es de día cuando es de día.
Así de simple.
Llevo casi dos meses sin verle. No sé cuando le volveré a ver, ni siquiera sé si eso volverá a pasar, porque su indiferencia hacia mí cada vez, cada conversación, cada mensaje de móvil, es más y más evidente.
Pero le echo mucho, muchísimo, de menos.

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