lunes, 3 de octubre de 2016

Real irrealidad.


Septiembre ha sido raro.
Octubre no ha empezado mucho mejor. Ni mucho peor, a decir verdad. Ha empezado igual de raro porque, total, septiembre apenas se terminó hace unas horas.

Toda la semana ha tenido un progresivo aire de irrealidad. Algunos ratos dudaba de si estaría realmente despierta, de si lo que creía haber vivido apenas unos minutos antes no sería un capítulo de un libro leído en la pausa de la comida y yo lo estaría mezclando con la realidad. Algunos días de este septiembre me he tenido que parar a pensar en qué mes estábamos, recordarme que ya había pasado el verano, que no íbamos hacia la primavera sino hacia navidad. Algunos lunes se me han hecho tan largos que me ha costado convencerme que el domingo había sido sólo el día anterior.
Ayer tuvimos una comida de empresa, una especie de celebración. Un cambio en la rutina.
Como a mediodía comí, mi cena fue un melocotón de lata (me apetecía justo eso) sobre las ocho de la tarde, que en estos días ya es noche antes de ser ocho y media. Descargué las fotos en el portátil, envié alguna por guasap a mis compañeras. Vi el telediario sin casi enterarme de nada, le llamé pero no estaba disponible y la línea de mi teléfono era un puro ruido. Creo que sobre las diez y media me había dormido en el sofá.

No tengo claro a qué hora ni cómo me trasladé a la cama. Creo recordar las doce y media en el reloj que refleja las horas en el techo. Y creo que la televisión ya se había apagado sola.

He dormido muy mal. De hecho ayer me quedé dormida antes de tomarme la pastilla para el dolor de cabeza y de piernas que me estaba pidiendo el cuerpo, e imagino que también en alguno de mis despertares de la noche necesité eso....pero también imagino que no fui capaz siquiera de plantearme cómo llegar a la cocina a por el paracetamol.

He tenido un sueño angustioso. Como un cuento de Cortázar. De ésos que en el fondo sabes que no es real...pero todo lo parece. Exactamente la misma sensación de mis días...que son reales, pero tienen un algo que los hace no parecerlo. Igual por eso el sueño me ha resultado tan desasosegante... Estaba en mi casa, pero ya no era mi casa. La estaban reformando y yo tenía claro mi derecho a seguir viviendo en ella (he firmado la renovación del contrato, en el mundo real, hace un mes). Como tantas veces cuando sueño con mudanzas (uno de mis sueños-pesadilla) los pasillos eran largos, las terrazas mucho más grandes de lo que es la real. Había una luz de sol muy de enero soleado al amanecer, muy amarilla pálida, que lo llenaba todo. Las nuevas puertas eran blancas, yo encerraba a alguien para que no le pasase nada malo y lo hacía en una habitación que en la realidad no existe, que daba a un patio y estaba junto al baño... Y sabía que era un sueño pero igual no lo era, y sabía que no podían haberme echado de mi casa con todo el derecho unos okupas que sabía que eran los dueños, porque el derecho a vivir en ella lo tenía yo...
Me he despertado sobre las ocho y media y ya no he vuelto a dormirme. La sensación de desasosiego del sueño no me ha abandonado en todo el día.

A mediodía ha dejado de funcionarme la línea telefónica. He dado parte de avería, por la tarde me han confirmado que el lunes vendrá un técnico a ver dónde está el fallo. Antes de eso, una locución me ha informado de que la visita, si 'la culpa' de que la línea no funcione es mía, tendrá un coste económico...que supera lo que pago al mes. No se me ocurre cómo puedo ser la responsable...pero me he mentalizado para serlo.
El lunes tendré que emplear unas horas de mis 'vacaciones pendientes' para salir antes y estar en mi casa cuando venga el técnico. Eso también me lo ha confirmado alguien que probablemente me haya llamado desde el otro lado del mundo.
Al estar sin teléfono, estoy también sin adsl, claro. Escribo esto en word la tarde-noche del sábado día uno de octubre...no sé cuándo lo publicaré. Espero que el lunes. Y espero que ese mismo lunes no tenga ya esta sensación de que todo es irreal...

 

No hay comentarios: