martes, 24 de enero de 2017

Vacío.

Y pasan los días e intento llenarlos de cosas. Para no pensar. Para no recordar. Para no preguntarme cosas. Para no tener tiempo para responderme a esas preguntas. Para no acordarme de cuánto tiempo hace que sé las respuestas y cuánto he pasado intentando engañarme.

Podría decir que no sé qué ha pasado, pero estaría mintiéndome de nuevo. Claro que lo sé.
Intento llenar los días de cosas, de rutinas y de inutilidades. Para llegar tan cansada a la noche que el sueño pese más que las ganas de lo que no tengo ni tendré nunca, y quedarme dormida. Y que no haya sueños. O que no los recuerde al despertar, porque no serán los que quisiera.
O porque sería peor que sí lo fueran, ahora que he tirado la toalla, que le he dejado ganar. Ahora que definitivamente sé que, sueñe lo que sueñe, no volveré a verle a mi lado al despertar.

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