domingo, 7 de mayo de 2017

Primera semana de mayo.

Días raros.
Seguimos así, encadenando días raros.
Cosas que deberían pasar y no pasan, pero en su lugar pasan otras. O peor: no pasa nada. No pasa más que el tiempo, cada vez más rápido.

Los días solares son cada vez más largos. Cuando me levanto aún no ha amanecido, pero ya desayuno sin dar la luz, en torno a las siete y cuarto. Ayer aún era de día a más de las nueve de la supuesta noche.

Al final, una de las cosas que me preocuparon hace dos semanas (el estado de mi coche. Ése que llevo años sin conducir y que en realidad tampoco es que condujese nunca demasiado) ha terminado bien. O al menos eso parece. Como es algo que me propuse ir afrontando por pasos, ahora me toca el siguiente: decidir si doy algunas clases (siquiera para moverlo de vez en cuando) o qué hago con  él y conmigo en relación a este asunto.

Ahora mi próximo posible problema o, mejor dicho, mi próxima angustia, se llama Declaración de la Renta. Pienso que con la barbaridad que me descontaron el pasado año no me tocará, además, pagar. Y debería incluso 'salirme a devolver'. Pero..., no lo sé. Además, necesito cita para un viernes por la tarde, a poder ser ya en junio para no tener que cogerme 'horas a cuenta de un día de vacaciones'. Y..., no sé. En algo que durante tantos años ha sido tan rutinario como que era parte de mi trabajo como son los temas relacionados con los impuestos, me siento incómoda. Empiezo a ahogarme en vasitos de agua.

Me sentó bien la conversación de dos horas y pico de la noche del miércoles pasado. Echaba de menos esas conversaciones largas. Las echo de menos. Le echo de menos.
Este año he aprendido que no debo plantearme absolutamente nada en relación a 'nosotros'. Este año me ha dejado claro que no formo parte de su vida. Pero sigo creyendo que..., no, no sigo creyendo nada. Simplemente sigo esperando a que un día tenga un rato para mí. Sé que no debería aceptarlo, que no debería aceptar que un día tenga tiempo, venga a dormir conmigo...y simplemente sea esa vez y ya está y vuelvan a pasar los meses sin él. Sé que debería dejar que la herida de su ausencia siga su cauce, siga cicatrizando... Pero le echo mucho de menos. Y sé que no voy a rechazar la posibilidad de su presencia a mi lado, si surge esa ocasión, aunque luego se vaya sin fecha de retorno, aunque luego pase los días queriendo que vuelva.

Días raros. Unos parecen de otoño y otros volvemos al verano. Se ha adelantado la floración de casi todo. Los índices de polen empiezan a ser salvajes. Más o menos, llevo y soporto la alergia..., pero creo que esta semana empezará la verdaderamente fuerte.

Domingo de una semana que ha sido laboralmente más corta. Mañana empieza una completa, con sus cinco días laborables. Y sé que pasaré, pasaremos, calculando que la siguiente tendrá un lunes festivo.

No hay comentarios: