Llevo toda la semana muy cansada.
Anoche dormí fatal (creo que no es la única noche de esta semana en que he dormido mal, de hecho).
Me paso todo el día somnolienta, pensando en que perfectamente podría meterme en la cama y dejarme llevar (cuando estoy en casa, claro. O sea, ayer y hoy) pero luego me dan las tantas despierta y levantada. Ayer hasta me tomé una infusión de las que ayudan a dormir...y sí, me terminé quedando dormida en el sofá, pero cerca de la una de la madrugada. Y tampoco he dormido bien: tras trasladarme a la cama en torno a las tres, previo paso por el baño y dormir un rato, vuelvo a estar entresueños, vueltas en la cama, despertarme a las siete y pico, no conseguir dormirme agusto de nuevo...
Vivo entre sueños raros. Sueños raros de noche, rutina intranscendente de día. Y volver a los sueños raros.
A veces me duele el estómago. No ayer y hoy, sino toda la semana y tal vez en semanas pasadas. Y me da miedo a que no sea el estómago. Entonces analizo qué he podido comer que me haya podido hacer daño, con qué estoy obligando a mi hígado a trabajar más de la cuenta...
Algunos días me despierto especialmente hinchada. No sé, pero bien del todo sé que no estoy.
Esta semana es festivo el lunes. Da igual: volvemos a estar confinados, no voy a ir a ningún sitio. Casi la novedad es ésa: precisamente por ser festivo el lunes, no voy a ir a ningún sitio (porque el tipo de confinamiento conlleva el no poder salir del municipio donde te encuentres).
Es todo muy raro. Y yo estoy muy cansada.
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