A primera hora de la tarde, una compañera ha comentado por el guasap del grupo de trabajo que, si teníamos canutos de cartón de los del papel higiénico, se los guardásemos. Que quería hacer una manualidad navideña para sus hijos y que iba a necesitar bastantes. Y como también nosotros somos ya bastantes en el equipo de trabajo (cada vez más. O igual no tantos, porque también despiden gente) había pensado que podríamos echarle una mano.
Le he respondido que contase con al menos uno de mi parte, que este fin de semana seguro que se me acababa el que tenía en uso. Y que miraría si tenía algún otro en la bolsa donde voy echando el papel y cartón y que luego bajo al contenedor de reciclaje. Esto se lo he dicho porque he visto que no había vaciado la bolsa (el martes, festivo, se me olvidó), aunque estaba segura de que no tendría ninguno.
En realidad, un rollo de papel higiénico me dura bastante. Los compro de ésos dobles, que de hecho ni siquiera puedo colocar en el expendedor hasta pasados unos días porque literalmente no caben. Y entre eso y que apenas estoy en casa...pues eso. Probablemente me dure dos semanas cada rollo. De hecho, hace unos días compré un paquete de ¿ocho, diez rollos? porque solo me quedaba uno y me gusta tener reservas, y me pregunté hace cuantos meses compré el anterior, del que llevé un par de rollos a mi madre...
He cambiado el del expendedor (más concretamente, he puesto el que empecé hace días y que por desgaste ya cabía). Y me he dado cuenta de que en el suelo, en un rincón pero cerca del inodoro. había otro canuto vacío. El del anterior rollo. Y me he preguntado cuantos días llevaría allí y porqué cuando he fregado el suelo del baño no lo he tirado.
Se me ha ocurrido mirar en un cesto grande donde tengo frascos de gel, paquetes de compresas y otros útiles de aseo (y donde a veces dejo cosas provisionalmente cosas que están en el suelo cuando voy a fregarlo, normalmente los sábados, para luego tirarlas donde correspondan) y había otros dos canutos de cartón.
Cuatro en total. Los he juntado, los he puesto sobre la mesa auxiliar del salón y los he fotografiado para enviar la imagen a mi compañera: cuatro canutos de cartón para la manualidad que quiere hacer. He mandado la foto a través del guasap del grupo: total, es un cajón de sastre en el que apenas hablamos de trabajo... Alguna anécdota de la bbdd, la celebración de alguna venta, enlaces musicales...
Sé que esto que estoy contando no tiene el menor interés ni el menor sentido.
Mi compañera va a tener cuatro canutos de cartón a sumar a los que ya tenga para la manualidad navideña de sus niños.¨
Y yo, de pronto, he tomado conciencia por un momento de lo mucho que se está descontrolando mi vida. Porque si gasto dos rollos de papel higiénico al mes (y ni siquiera estoy segura de que sea tanto, y eso a pesar de que lo uso para limpiar cualquier cosa en el baño, secar agua que salpica a algún mueble al regar alguna planta...) y he acumulado cuatro canutos si llevar a la bolsa de reciclaje de papeles y cartones, cuando es algo tan sencillo y sistemático como eso: llevar a la bolsa, que además tengo junto a la puerta del comedor...y ni siquiera me ha llamado la atención verlos, porque los he estado viendo, todos estos días, semanas, quizá ya meses...
Necesitaría un mes completo, y sin otras actividades (ni internet, ni televisión, ni lecturas, ni jardinería...) solo para poner en orden mi casa. Lo sé. Pero ni tengo ese tiempo ni sería capaz de prescindir de las otras cosas que me ayudan a no pensar.
Y, lo que es peor, creo que a estas alturas me he acostumbrado a ese progresivo y creciente desorden.
Y ya me da igual.
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