Nueve de enero.
El primer día nueve y, casi a todos los efectos, el primer lunes laborable del año.
Día laborable que empiezo desempleada, cuando llevo semanas pensando que sería, en el peor de los casos, el día en que comenzaría a trabajar de nuevo. Pero no ha sido así. Hace unos días también eso, esa casi segura incorporación, se canceló.
O igual es verdad que, como me dijeron, simplemente se ha aplazado hasta finales de enero, principios de febrero. Pero yo lo doy por cancelado. Como cuando te dicen eso de 'ya te llamaremos', y que quiere decir que no les interesas y que no piensan contar contigo...
He pasado toda la mañana actualizando el currículum en los diferentes portales y páginas de búsqueda de empleo. Revisando ofertas, respondiendo a cuatro o cinco a priori medio interesantes. También me han llamado para una primera toma de contacto desde una de esas empresas de selección de personal, desde la que me enviaron una oferta por correo la pasada semana y a la que respondí por la misma vía hace un par de días. Nuevamente un 'ya contactará contigo la empresa, le pasamos tu currículum'.
En otra oferta me han rechazado a los cinco minutos de recibir mi currículum. Otra me ha incluido entre quienes siguen en el proceso (y, paralelamente, me han contactado por email para ofrecerme...creo que exactamente lo mismo a lo que he respondido, pero como si quien me escribe no tuviese relación con quien publicó la oferta..., un poco raro).
Raro. Rara.
Todo es raro y yo me siento rara.
Se ha ido la luz antes de las diez de la noche. Otra situación extraña. No ha sido un corte de luz en plan apagón repentino, sino que paulatinamente y durante casi una hora se ha ido debilitando. En la cocina sólo se encendía uno de los fluorescentes; en mi dormitorio la lámpara emitía un resplandor amarillo y tenue. La lámpara de tulipa verde de la mesita auxiliar emitía una luz de vela. Todo parpadeaba...hasta que se ha apagado del todo.
Y así he estado más de una hora.
Lo más llamativo era el silencio absoluto del edificio. Uno de esos silencios que se dirían atronadores.
Hasta que la luz volvió de golpe, encendiendo bombillas, televisor, relojes digitales, conexión a internet.
Nueve de enero extraño.
Y lejano de aquel otro, aquel que me hace pensar que fue el inicio de tantas cosas, aquel en que yo era otra y esa otra era tan, tan prometedora, tenía tanta vida por delante...
Qué más da.
Vendrán otros días nueve y otros eneros y otros años.
Y espero que en todos ellos esté para seguir contándolo. Y añorando, sin querer añorar, esa vida que no fue.
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