jueves, 22 de junio de 2023

23 de junio.

 Supongo que estoy menos cansada (o más descansada. La verdad es que no sé qué término sería el más correcto), pero no más animada. Por tanto, no le estoy sacando provecho al teórico descanso.
Creo que me tengo que hacer a la idea de que mi estado natural ya será el cansancio permanente. 

Cuando estoy algo más descansada (o cuando tengo un arrebato de hiperactividad) aprovecho para recoger un poco la casa. Ordenarla del todo me parece tarea imposible. La teoría la conozco: bastaría con planificarlo por zonas. Ponerme a ordenar una mesa hasta dejarla eso, ordenada y con las cosas básicas. Seguir con otra aplicando el mismo método. Guardar cosas que llevo meses sin utilizar y que, probablemente, pasaré otros muchos sin necesitar. El ritmo es ése: no parar hasta no tener esa zona ordenada, no sentarme ni ponerme a recoger otra cosa, no mirar el ordenador, no tumbarme en el sofá unos minutos por cansada que me encuentre. Con una rutina planificada, en una semana tendría la casa más o menos recogida (al menos, lo visible). Pero...

La ciática y las migrañas tampoco ayudan. Los nolotiles, sí (aunque estoy convencida de que en realidad me son más efectivos los paracetamoles). 
Mi falta de costumbre en lo relativo a tomar medicamentos hace que tampoco me sienten bien. Me duele el estómago. Y cada vez tengo peor la piel.

Mi vida es absurda y totalmente falta de proyectos, de futuro. 

En unas horas vuelve a ser Noche de San Juan. Y sé que volveré a encender una vela y tenerla encendida toda la noche en la terraza y a pedir un deseo. O más. Pero en realidad por mera costumbre. Sin esperar ya nada.

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