Veinticuatro de diciembre, fun, fun, fun…
Bueno, no: en el villancico clásico el 'fun' es para el 25. Pero a estas alturas del año da lo mismo. O al menos a mí me da lo mismo.
Una semana para despedir un año raro. Me gustaría decir que 'perfectamente olvidable', pero sé que no va a ser así. Que no me voy a olvidar fácilmente de este 2024, puñetero bisiesto que no me deja nada bueno. Miento, sí me deja algo bueno: la renovación del contrato de alquiler. Poco o nada más.
No recuerdo otro año menos productivo en mi vida. No he dejado de trabajar, pero no tengo la sensación de que me haya cundido, tampoco en el plano económico. El trabajo que desempeño no es desagradable, no es difícil, no es cansado físicamente hablando. La oficina está en uno de los mejores barrios de Madrid. Pero…, pero siento que no me aporta nada. Que no estoy donde quiero estar.
Tengo vacaciones hasta el 07 de enero. Vacaciones sin planes. Vacaciones que debería dedicar a la intendencia doméstica (limpiar, recoger, ordenar, tirar cosas que no necesito, planchar…) pero seguramente llegará ese 07 de enero y no habré hecho nada o casi nada de lo previsto.
La historia de mi vida desde hace años, en realidad.
2024. El primer año desde hace 15 en que no le he visto ni una sola vez. El año en que sé que no volveré a verle. El año en que he tenido que asumir que no le intereso en lo más mínimo. En que mi historia con él, todos estos años, ha sido una enorme bola de mentiras. Tan grande que ya no ha sabido cómo salir con una explicación mínimamente digna.
En fin. Lo superaré. O parecerá que lo he superado, como tantas cosas.
Una semana para terminar el año.
Año 2024. Fun, fun, fun.
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