Trabajar los sábados me descoloca el día.
Y me parece absurdo ese desconcierto: durante muchos años trabajé todos los sábados. Y durante gran parte de esos muchos años trabajé los sábados completos y con jornada partida…Pero ya había perdido la costumbre.
También me parece absurdo el descoloque cuando simplemente son cuatro horas por la mañana y teletrabajando. Y que será solo un sábado al mes.
Pero lo comprobé el mes pasado (primer mes en que tenía que trabajar un sábado) y lo he vuelto a comprobar hoy.
Aunque sé que esta sensación rara, de desconcierto, no solo es por haber trabajado por la mañana. La semana ha sido complicada. Cada vez más descontrol en las comidas. Quedarme dormida en el sofá y trasladarme a la cama cuando apenas quedan ya dos horas para tener que levantarme. Trayectos que se me hacen larguísimos para ir y volver al trabajo.
Falta de tiempo para todo.
Falta de tiempo para vivir.
Lo de menos ha sido tener que teletrabajar hoy sábado por la mañana.
El auténtico problema es este pasar incesante de días completamente vacíos, estos días que solo son fechas en el calendario. Que me pasan por encima.
Que no significan (ni significarán cuando mire hacia atrás, desde el presente que hoy son días futuros) absolutamente nada para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario