sábado, 8 de marzo de 2025

Acumular cosas. Faltarme ganas.

 Todos los finales de mes planifico que, para cuando comience el próximo, haré tales o cuales cosas.

O casi debería decir que todos los meses aplazo las cosas, lo dejo 'para el próximo mes, para empezar de una forma organizada'.

Luego me doy cuenta de que ya empezó el nuevo mes, de que han pasado varios días y no ha cambiado nada porque no he hecho nada por cambiar. Y es que ni me he dado cuenta, realmente, de que van pasando los días.

Entre semana no tengo tiempo para hacer absolutamente nada. Nada de lo que quisiera, nada de lo que debiera.

El despertador suena entre las siete y media y las ocho menos cuarto. Remoloneo en la cama hasta las ocho, a veces diez minutos menos, a veces cinco minutos más. Rutina de aseo, de vestirme con la ropa que dejé preparada la noche anterior. Hidratante en la cara, rímel en las pestañas, sombra oscura en los párpados, un toque de colorete. Café con leche que caliento en el microondas, dos galletas, todo de pie en la cocina al mismo tiempo que saco del frigorífico el sandwich para el mediodía. A veces lo preparo en el momento porque por la noche no saqué tiempo o ganas de hacerlo. Sandwich y alguna galleta o similar a la bolsa donde también llevo o debería llevar una botella de agua, o a bolso los días en que me toca llevar el equipo informático. Vuelta al baño, dentífrico y cepillo para los dientes, cepillo y peine para el pelo. Terminar de arreglarme: collar, pendientes. Terminar de maquillarme: labial y retoque en las pestañas. Calzado, a veces anillos. Bufanda, abrigo, móvil al bolso. Última visita al baño. Comprobación casi compulsiva de cierre de espita del gas, del desenchufado de la cafetera. Salir por la puerta, ser consciente de que cierro la puerta con los cuatro giros de llave…

Esto tan monótono es mi rutina matinal.
El resto del día es igual de monótono.
Muchos días llego a más de las nueve de la noche.

Acumulo cansancio. No como fruta fresca. No sé si bebo suficiente agua.
Acumulo ropa en el piecero de la cama, en el taburete del dormitorio.
Acumulo todo tipo de cosas en las dos mesas del salón.
Acumulo tareas pendientes.
Acumulo de todo y me faltan ganas, ánimos, sueños, deseos.

Cada mes planeo y planifico que el próximo será diferente. Que lo empezaré ordenando mi entorno y mi vida.
Cada mes me encuentro con que nada ha cambiado.
Cada vez tengo menos ganas.
Y más cansancio.

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