sábado, 15 de noviembre de 2014

Sobreviviendo en noviembre.

Escribo poco en este blog que es mío, que es 'el' mío, pero que lo siento extraño.
Apenas una actualización semanal. De hecho, no sé si llega a esa 'media' desde que lo abrí.

Noviembre. Noviembre que empezó con tiempo de verano y donde de repente llegó el invierno. Ahora mismo llueve en la calle, donde es de noche desde las seis.
Es todo raro. O igual no: igual es todo normal, la normalidad es esto. Y nunca ha dejado de serlo.

Noviembre siempre me fue un mes extraño. Un mes con la facultad de darme la vuelta a la vida cotidiana. El año pasado fue el mes en que volví a encontrar trabajo 'estable' tras unos meses de subsidio de desempleo, entrevistas y algún empleo breve. Un noviembre en el que hasta tuve que elegir entre dos ofertas de trabajo (las dos para incorporarme) y donde aún no sé si acerté.
Mi contrato se termina el lunes de la próxima semana. No 'este' lunes, el lunes que será pasado mañana, sino el de la semana siguiente. Ese día tienen que despedirme o que convertir mi contrato en indefinido. Las apuestas, mis apuestas, están en un 1 a 99. El uno se llama 'contrato indefinido': sería el factor sorpresa. Tengo claro que me van a despedir. Claro y asumido.
Este año de nuevo noviembre reestructurará mi cotidianidad, por tanto.
Y creo que no va a ser lo único que cambie...que termine, este noviembre.

Anoche sobre las once me debí quedar dormida, de puro agotamiento. Hace mucho tiempo que no existen esas conversaciones telefónicas largas a esas horas..., da igual...
Anoche me quedé dormida en el sofá cuando, seguro, no eran ni las once. A las tres me trasladé a la cama. Me he despertado a las horas habituales: cinco de la mañana, ocho menos cinco...
No me he levantado hasta más de las diez y media. Necesitaba descansar.

Ayer me apetecía verle..., pero supongo que él a mí no. Le propuse acercarme hasta donde quisiera para que tomásemos un café juntos. Sigue enfermo..., bueno, al menos ayer seguía enfermo. No le estaba proponiendo que fuese a ningún lado para verme: ya iba yo a su encuentro.
Cómo puedo seguir siendo tan y tan tonta..., después de haberme dejado tan claro que no le gusta que nos vean juntos, que le vean conmigo. Cómo se me puede ocurrir eso, acercarme a donde esté, con lo que eso podía conllevar de que le viesen conmigo, con alguien como yo.
Qué imbécil sigo siendo. Qué imbécil llevo siendo más de cuatro años, no queriendo darme cuenta de cosas tan básicas y tan simples...

He hablado con él hace un rato. Está mejor y sólo puedo alegrarme por ello. Está mejor y está a la defensiva. Ni siquiera sé si sólo conmigo o si también conmigo.
No sé cuando volveré a verle ni sé si debo intentar volver a verle. Si no debo dejar de una vez de ser egoísta y dejarle en paz.
Ahora mismo lo único que me importa es que esté mejor.

Noviembre está siendo un mes raro, como suele ser.
Mi televisor dejó de funcionar, ahora tengo otro. Mi coche ha pasado la itv, y tengo que volver a conducir sí o sí, o abandonarlo a su suerte. Ayer comí pizza, una de ésas que tienen 'de todo' y que me comí casi entera a las ocho de la tarde: es lo único que comí en todo el día..., bueno, no, tras las dos galletas integrales y el café de la mañana. No suelo comer pizza..., supongo que me lo pedía el cuerpo.  Una pizza 'de pizzería' con vegetales y algo de carne: hidratos, proteínas...y grasa, ya lo sé.
Termino por considerar comida 'normal' a cosas como ésta.
Cada día como peor y tengo peor aspecto.

Prácticamente he estado todo el año sin televisor: funcionaba a ratos, tras 'calentarse' durante un tiempo variable entre media y dos o tres horas, apagándose solo o yéndose la conexión del tdt. Y llevo muchos años manteniendo un coche que no uso, que no sé porqué me compré..., bueno, claro que lo sé. Porque muchas veces mi vida no era mía, sin más. Y como y tomo líquidos para no morirme, en esa relación extraña mía con la comida. En eso que este último año más bien es otra cosa, es un no tener tiempo ni ocasión para comer en condiciones, es un evitar beber en exceso porque trabajo en un sitio donde hay que pasar horas y horas sin poder levantarme siquiera al baño.
Y sobrevivir a no tener televisión, como ya me habitué a vivir sin música porque no escucho la radio y sobreviví a lo que pensé que nunca podría: vivir sin música. Y a no tener coche aunque lo tenga, porque si me crié sin él...se puede vivir sin coche, obviamente. Y sobrevivir comiendo cualquier cosa y casi sin beber agua. Y no caerme dormida por las esquinas pese a tener que renunciar a mi segundo café de la mañana, ese refuerzo de energía.
El lunes dejé de tener guasap. Tenía que actualizar la versión (pasa de vez en cuando), el sistema se empeñó en que no había espacio disponible (no tengo ni música, ni fotos, ni videos...ni nada en el móvil) y así he estado toda la semana. Hasta hoy: labor de investigación. Y mi autodidactismo y falta de miedo a enredar me ha dado la solución: ya tengo guasap de nuevo.
La verdad es que he sobrevivido perfectamente, para qué negarlo.

Cómo no iba a sobrevivir sin guasap, eso que repiten en mi entorno que 'es imposible'..., y sin televisor, y sin coche, y sin tantas cosas que ya dejaron de funcionar en mi vida cotidiana..., si sobrevivo desde hace tantos años a todo, si he sobrevivido a mi vida, a mi pasado, si sigo sobreviviendo con lo mínimo sin que se note, si seguiré sobreviviendo aunque me despidan dentro de unos días de un trabajo donde ni siquiera ganaba para cubrir gastos y he sobrevivido. Si sé que sobreviviré sin él por mucho que le eche de menos, como sigo sobreviviendo sin poder tocarle cuando le veo, como sobrevivo sabiendo que no le importo.

Sobreviviré también a este noviembre extraño. Y seguiré llamando vida a lo que no es sino supervivencia.

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