lunes, 1 de diciembre de 2014

Ojeras.

Sé que sigo cansada. Lo noto. E incluso si no lo notase, lo sabría: imposible en apenas una semana eliminar todo lo que he acumulado este último año. Esos horarios desquiciados y desquiciantes, esa sensación continuada de estar rodeada de un ambiente de miedo, de trabajar con gente que tenía miedo (algo que nunca me había pasado. Y que espero que no me vuelva a pasar). Ese haber convertido en rutina un horario que no tenía ni pies ni cabeza, llegar literalmente al borde del desmayo por agotamiento los martes por la noche, no saber nunca qué me iba a encontrar al día siguiente...
En una semana no es posible descansar de todo eso. Lo sé.
Aparte, sé que ahora está la tensión de tener que encontrar otro trabajo. Otra vez las entrevistas, los viajes en metro con el horario justo, las propuestas que en persona no se corresponden con lo ofertado en los anuncios. Sé que ya estoy dentro de esa tensión, aunque aun no haya enviado ni un solo currículum, ni una sola respuesta a un solo anuncio (problemas de carácter doméstico me tienen en cierto modo 'bloqueada' estos días, porque mi idea era empezar ya el pasado viernes a eso, buscar activamente). El estado de mis finanzas es pésimo, tengo por delante todo un mes en que cada día es una sucesión de gastos: navidades, reyes..., gastar lo que claro que tengo pero que no debería tocar para nada... Además, sólo me corresponden cuatro meses de 'paro' (o eso es lo que espero, porque igual me llega la noticia de que no, de que ni eso... En el Inem me dijeron que sí y eso es lo que solicité. Pero hasta que no llegue la carta..., en fin) y con una cantidad ridícula. Y si no me incorporo a un nuevo trabajo hasta 'pasado reyes' habré gastado mes y medio de ese tiempo de paro. Y soy consciente de que poder incorporarme a un trabajo en esos días no significa recuperar la tranquilidad de un sueldo fijo al mes durante un largo periodo...porque ahora los trabajos son tan temporales que nunca se sabe si será un mes, si serán tres días, si conseguiré encadenar al menos otro año para volver a tener derecho a otros cuatro meses de subsidio. Nunca he agotado 'el paro'. Básicamente por lo dicho: nunca se sabe cuanto tiempo se va a estar trabajando otra vez...
Pero...
Ayer me hice un par de fotos. Casi jugando: domingo por la tarde, hogar materno. Sin maquillar en lo más mínimo: cara lavada. Sin peinar. De cualquier modo. Mala luz, cámara casi de juguete...
No tengo ojeras.
No tengo ese aspecto de cansancio radical de los últimos tiempos.

Sé que sigo cansada. Que llevo dentro y encima la angustia de la incertidumbre. De saber que para otras cosas también estoy en plena 'cuenta atrás'. Que sueño cosas raras y también es debido a todo esto. Pero no tengo (apenas) ojeras.
Mi bendita fotogenia, vale, debe contribuir. Pero..., pero el efecto de esta semana lejos de todo aquello donde no voy a volver y de lo que no me acuerdo ni por lo que siento la menor añoranza es que se han ido momentáneamente mis ojeras.

No hay comentarios: