domingo, 3 de abril de 2016

Domingo tres de abril. Y nada más.

Necesito cosas que me ilusionen.
No, no necesito libros de autoayuda (ésos, que sigan ayudando a sus autores, que no sé si alguien más habrá pillado qué quiere decir su denominación), ni tarjetitas con gatitos sobre puestas de sol y purpurinas varias con frases bonitas, de ésas del Facebook. Necesito exactamente lo que indico en la primera frase: cosas que me ilusionen.

La teoría ya me la sé también yo. Tengo salud (bueno, imagino que la tengo. Al menos no estoy peor que otros. Algunos días no me levanto doliéndome todo el cuerpo como si me hubiese pasado una apisonadora por encima..., pero ya sé que esas cosas las conlleva la edad), tengo un trabajo con buen horario (que sería ideal si no tuviese que añadir más de tres horas diarias de trayecto para ir y volver, con el consiguiente madrugón), tengo un sueldo que ahora mismo está un poquito por encima del que considero 'de supervivencia': no me da para grandes alegrías, pero al menos no me es imprescindible que el pan de molde que empleo en el sandwinch del mediodía sea de 'marca blanca' porque esos cuatro euros menos al mes me ayudan a llegar eso, a fin de ídem (cuando llegué a esas alturas de ahorro, hacía tiempo que había prescindido de cremas de cuidado facial 'de marca prestigiosa', que había desterrado de mi vestuario habitual los pantys y sus consiguientes carreras que los volvían inservibles a la segunda puesta, y muchas otras cosas) y no tengo grandes sobresaltos...aunque quizá por eso me sobresaltan muchas cosas...
Sí: la teoría me la sé, perfectamente. Pero eso no evita que me sienta sin la menor ilusión.
Intento sustituir y completar esa carencia deseando comprarme un bolso...y comprándomelo. Deseando comprarme una cazadora que vi en un escaparate y no recordar en qué cadena de tiendas e ir a buscarla y descubrir dónde y que ya no quedan (y que posiblemente nunca las hubo de mi talla). Cosas así, sin demasiada importancia.

No sé. Quisiera pensar que es una racha. Que cualquier día de éstos encontraré y me encontraré con alguien con quien me apetezca estar y a quien le apetezca estar conmigo...pero me puede el realismo y éste me dice que no va a ser así. Además, no quiero buscar a nadie. Y probablemente tampoco quiero encontrarlo.
Hace mucho que demolí mis castillitos de humo, que soplé hasta que no quedó nada, que quemé el terreno donde estaba construyéndolos para que no creciera nada más o para que lo que creciera fuese más fuerte que cualquier deseo o cualquier intención. Hace mucho de todo aquello...
Pero quizá siempre quedó algo. Y hoy, que tengo tan y tan claro que ya no hay nada, que nunca lo hubo y por eso no puede quedar nada...esa falta de perspectivas, de esperar otro amanecer a su lado y querer creerme que igual algún día habría 'algo más', un 'quedar por quedar', un 'hacer cualquier tipo de plan', un...qué se yo..., esa falta de ilusión por él y con él, me hace sentir inevitable e inmensamente vacía.

No hay comentarios: