sábado, 30 de julio de 2016

Dibujitos.

Tengo un compañero de trabajo que dibuja extraordinariamente bien. Es de esas personas cuya capacidad es tan enorme...que sólo puede definirse como que tiene un don. El de dibujar.
No, no copia. No lo necesita. Dibuja lo que tiene en la cabeza.
Lo descubrimos a los pocos días de llegar, allá en enero. Teníamos una Campaña comercial cuyo nombre era el de un personaje de dibujos animados (era la primera vez que se daba ese caso: nuestras Campañas suelen tener nombre de película de acción). Y una compañera vio que en la hoja donde tenía las tarifas de la Campaña en cuestión...había dibujado al personaje que le da nombre. En acción, además.
La misma compañera vio que se pasaba el día haciendo dibujitos entre llamada y llamada. Porque hace viñetas, convierte en dibujos frases con doble sentido... También cosas muy breves en post-it pequeños...que luego tiraba. Mi compañera le empezó a pedir que se los diera a ella... y así empezó una curiosa colección.
Dibuja con un boli negro normal, de los de toda la vida. Y muy rápido. Otra compañera comentó que uno de sus sobrinos, un crío pequeño, es un fanático de 'La Guerra de las Galaxias'... y le pidió que le dibujase algo para que luego el niño se entretuviera coloreándolo. En media hora había llenado todo un folio con todos los personajes 'conocidos' de la saga clásica...interactuando. Un folio en que no faltaba detalle.
Le dije a mi compañera que, mejor que darle el folio tan cual al crío para colorearlo, sacase un par de copias y guardara el original. Que, directamente, era una obra de arte.

'Gon' (le llamaremos así) es capaz de dibujar en un momento cualquier personaje (Disney, Pixar...) que le pidas, y haciendo cualquier cosa que le sugieras. Añade, además, detallitos: una colilla en el suelo, un papel, un insecto, un cartel de fondo... Me recuerda a los tebeos de Ibáñez o de Escobar...
A mediados de mayo volvió de una baja por operación otra compañera. Cuando se fue aún no habíamos 'fichado' a Gon. Le explicaron que sabía dibujar...o igual ella preguntó por alguna de los muchos post-it con dibujitos suyos que están pegados en los equipos informáticos de los compañeros. Y le pidió que le dibujara algo: una momia o similar. Gon le hizo una momia zombi, una momia que va perdiendo el vendaje, de la que se intuye hasta el movimiento, que tiene nudos en las vendas y se le ve parte del cuerpo descarnado. Mi compañera la tiene (además, se la recortó) pegada al borde de la pantalla del pc.

Fue ese día y en ese momento cuando me preguntó que qué me había dibujado a mí.
'Nada', le respondí. 'Es que yo no le he pedido nada'.

Hace años, muchos años, yo dibujaba. A veces he dicho que aprendí a leer con dos años y a escribir con tres. Y, aunque quizás esto sólo lo haya añadido precisamente cuando alguien ha visto algún dibujo, alguna acuarela, mía... lo de dibujar ya lo hacía de antes.
Hace mucho que dejé de dibujar. Decidí dejar de hacerlo tras un verano en que fue mi obligación hacer un dibujo diario. Al final del verano tenía setenta y cinco cuartillas con dibujos, todos diferentes, creo que copiados de cuentos...y customizados a mi aire. Tenía setenta y cinco dibujos que no me había apetecido hacer, había dedicado setenta y cinco tardes a dibujar por obligación.
Y decidí no volver a dibujar. Creo que tenía ocho o nueve años.
En mis años de instituto sólo fui a clases de dibujo el año en que esa asignatura era obligatoria. Los siguientes la 'canjeé' por otra asignatura absurda ('hogar') donde no hacíamos gran cosa. Al mismo tiempo, había dibujos míos adornando las paredes de la clase, a petición de mis compañeros, los había por el centro, reivindicando cosas o anunciando eventos. Un día la profesora de dibujo entro en el aula oficial en que se daban las asignaturas comunes a toda la clase (algunas asignaturas se daban en otras aulas: los idiomas también, por ejemplo) y preguntó quien de sus alumnos hacían esos dibujos...
Alucinó cuando le dijeron que era de 'la Delegada'....y que no me conocía porque no iba a sus clases.
Me lo contaron muertos de risa. Y yo me reí también: encajaba con mi personalidad entre rebelde y tremendamente responsable de esos días. De ya esos días.

Durante años he dibujado planos: era parte de mi trabajo. Bueno, no era obligatorio...., pero yo los dibujaba.
A veces también dibujaba flores. Y tuve unos años en que me dio por las acuarelas. Dibujaba esas flores en papel de acuarela. ¿Qué destino tenían esos dibujos? Ninguno. Se los regalaba al primero que me decía que le gustaban...y que aceptaba el regalo.
Conservo alguno: unos tulipanes a acuarela decoran una pared de mi dormitorio, un lilium a lápiz de colores otra pared a la entrada al mismo, hay unas rosas enmarcadas en una estantería y otro con anémonas azules sobre fondo amarillo ('Las Flores de Sylvestra') sobre un mueble. Y una de mis flores dibujadas sobre cartulina negra en el recibidor.
Nunca me ha interesado qué pasó con los cuadros que regalé, algunos enmarcados incluso.
Sólo soy capaz de dibujar flores. Aunque supongo que seguiré siéndolo de copiar honrosamente cualquier cosa. Sólo lo supongo...porque hace décadas que no he hecho la prueba.
Eso sí: sigo teniendo enormes cantidades de material de dibujo: acuarelas, pasteles, lápices Alpino, ceras blandas, duras, papel de acuarela, de esbozo, lápices de diferente dureza, grafitos, reglas, pinceles...


Yo dibujaba, pero nunca tuve el don que tiene mi compañero. Ni por asomo.
Quizá por eso admiro y valor lo que hace mucho más de lo que nadie pueda hacerlo. Aunque tampoco le diga nada al respecto.

En las mismas fechas en que Gon llegó a nuestra empresa...yo podía decir que tenía una relación con alguien, una relación sentimental que en esos días cumplía cinco años y a quien conocía desde hacía seis y pico. No podía ponerle nombre ante los demás a qué era él...porque no era 'mi pareja', ni 'mi chico', ni (horror por el término) 'mi novio'. Pero para mí la relación existía...y pensaba que existiría, que seguiría existiendo... No había motivo para pensar otra cosa.
Una relación con alguien que me había comentado muchas veces que dibuja. Que su carrera profesional (la 'de verdad') empezó porque dibujaba, allá siendo un crío...
Alguien que también escribe, que afirma que nunca ha dejado de hacerlo.
Creo que en su momento, cuando ni por lo más remoto yo pensaba que mi relación con él pasase de ser 'compañeros de pupitre' en el trabajo, pensé que era algo que teníamos en común. Lo de escribir.

A fecha de hoy, hace casi siete años que nos conocemos.
Nunca he visto ni uno solo de sus dibujos. Nunca le leído nada escrito por él (más allá de algún email que hace años nos intercambiamos, más allá de los sms que me contesta).
Y nunca he dudado de que estas habilidades, facultades..., lo que se quieran llamar, existan. Nunca. Yo, que dudo de todo, que me lo cuestiono todo, nunca se me ha pasado por la imaginación dudar de él.

Simplemente imagino que no tengo categoría personal o intelectual suficiente para poder leer lo que escribe.
Creo que un par de veces, cuando ya conocía mi casa y mi cama, le dije que 'a ver si un día me dibujas algo y te lo enmarco'. Obviamente no lo hizo. Y yo no osé volver siquiera a insinuárselo.

Quizá por eso nunca le he pedido a mi compañero que me dibuje nada. Aunque él se pase el día haciendo dibujos y esté encantado regalándolos. Aunque igual nadie sepa mejor que yo valorar lo que es capaz de hacer.

Pero quién soy yo para pedirle a un desconocido que me regale lo que alguien a quien podría haber llamado 'mi'...lo que fuese, a quien ha sido el último amor de mi vida, no me considera merecedora siquiera de ver,

Aunque igual ahora, ahora en que cada semana tengo más claro (porque se encarga de actuar para que cada vez tenga menos dudas al respecto) que ya no somos nada, que posiblemente no hemos sido nada en todos estos años, ahora que ya sé que nunca leeré sus escritos ni veré sus dibujos..., en que sé que ni siquiera sabré nunca dónde vive o quien es en realidad, igual ahora ya si me atrevo a pedir a Gon que me dibuje cualquier tontería. E incluso es posible que me atreva a enmarcarla y colgarla en cualquier rincón.

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