sábado, 30 de julio de 2016

Semana infernal

La peor semana de calor que recuerdo. No 'la peor de los últimos años', sino la peor en términos absolutos.

La última semana de julio suele ser complicada, siempre. Es una 'semana de cierre', es la 'Semana de Cierre' por excelencia. Y eso suele traducirse en prisas, en repasar cosas que ya se han repasado pero no se recuerda bien si se hizo correctamente o no, en tener la certeza de que se dejan cosas a medias...y volver para terminarlas y ver que en algún caso ya no hay nada más que terminar y en otros que por mucho que hagamos no va a dar tiempo... Es tener en mente quienes van a empezar sus vacaciones de modo inmediato y con quienes, por tanto, no podemos contar, y recordar quienes las empezarán en unos días y quienes volverán, porque se fueron en julio... Y todo esto, unido al calor, es agotador.
Esta semana ni un solo día hemos bajado de los 35ºC. Y casi podría asegurar que tampoco de noche.
El jueves, de puro agotamiento, me quedé adormecida en el sofá a poco más de las ocho de la tarde. A partir de esa hora recuerdo retazos de programación televisiva: un concurso, los incendios en el informativo, algo sobre bárbaros festejos taurinos, algo sobre dopaje deportivo, previsiones de más calor, gentucilla gritona en un reality o algo similar... Me desperté poco antes de las doce. Lo justo para tomarme un yogur (a mediodía no como, a mediatarde había comido cualquier cosa... además de litro y medio de bebida isotónica. Que no me gusta especialmente, pero que me lo debía pedir el cuerpo) y un poco de leche de almendras. Lavarme los dientes, refrescarme la cara y darme algo de crema...y tumbarme desnuda en la cama. Sabiendo que el calor no me iba a dejar dormir. Y que el duermevela de las últimas tres horas y pico no habría hecho mucho ni por quitarme el cansancio, ni por ayudar a facilitarme el sueño nocturno.
Antes de mi paso por la cocina para la cena (o como se le quiera llamar a ingerir lácteos) escribí un texto-desahogo en el portátil, como 'estado' en una conocida red social. Reprimiéndome un poco, aunque desahogándome lo justo. Reprimiéndome porque podría resultar una bomba (considerando que tengo añadidos como 'amigos' básicamente a personas a quienes conozco en el mundo real).
Pero es que, además del calor, de la acumulación de trabajo propia de estas fechas...., es que estoy muy harta de otras cosas. Y a veces el desahogo en forma de simple pataleo..., pues eso, que es un desahogo...
Algo de efecto tuvo, a tenor de las reacciones de parte de mi entorno laboral.

Sigo muy cansada. Esta noche he dormido fatal nuevamente. Sueños que tenían aire a cuento de Cortázar. Muchísimo calor, muchísimo. Ruido de puertas golpeando por efecto del viento..., viento inexistente a tenor del nulo movimiento de la cortina de lino ante la ventana abierta de par en par.
A las seis estaba despierta. Y a las siete. Y a las ocho... Y he aguantado hasta las nueve y pico. Para desayunar a más de las diez, tras tender la ropa que la lavadora ha dejado lista mientas yo vagueaba en el sofá, mirando nada concreto en el portátil que anoche se quedó encendido.

Dos días para terminar este julio infernal. Tres días de vacaciones la próxima semana, para empezar agosto.

Y siete días en que no he hablado con él ni una sola vez. Lo que ya empieza a ser costumbre. Mientras tengo tan claro que no le intereso en lo más mínimo, y tengo igual de claro que no soy capaz de tomar la radical decisión de dejar de llamarle, de escribirle, de querer saber de él.

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