miércoles, 9 de noviembre de 2016

Nueve de noviembre.

Nueve de noviembre.
En fechas como hoy, podría hablar de muchas cosas. No sólo por la fecha en sí, sino por la actualidad: gana la Presidencia de Estados Unidos (que es como decir 'gana la Presidencia del Mundo') un sujeto de calaña deleznable, esta semana de golpe y porrazo ha llegado el invierno, hoy es festivo local en Madrid capital (y por eso me no toca trabajar)..., cosas así, que marcan los titulares de los periódicos y abren los informativos.
Incluso sobre mi realidad. Un trabajo donde hay días en que se me hace muy cuesta arriba, y no por el trabajo en sí, sino por el ambiente que algunas personas se empeñan en enrarecer. Unas obras previstas en el edificio donde vivo, que no sé cuando empezarán, pero que me van a conllevar tener que cambiar algún día de mis vacaciones para estar aquí mientras se dedican a picarme paredes y cambiar cañerías. Un cansancio atroz que hacen que me quede dormida de puro agotamiento en el sofá, por mucho que me pueda apetecer ver alguna cosa en la televisión o enredar un poco en internet.
Pero..., igual no me apetece hablar/escribir sobre esas cosas.
A decir verdad, tampoco tengo muy claro sobre qué quiero escribir. Supongo que simplemente me apetece dejar unas líneas escritas, la constancia de que estoy aquí, de que he llegado hasta esta fecha otra vez. A este comienzo de noviembre que siempre me trae cosas extrañas y normalmente nada positivas. Este año está siendo tan raro, tan rápido...que me ha llegado este noviembre y ni siquiera quiero pararme a pensar nada. Preguntarme qué me quitará este año.
Imagino que no quiero pensarlo porque en el fondo creo que sé lo que es.

Nueve de noviembre, un mes que debería ser el 'noveno' del año porque así lo indica su nombre, pero que es el undécimo. En un año que suma nueve.

Miércoles festivo. Y no quiero pensar ni quiero recordar.

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