domingo, 27 de noviembre de 2016

Post Black Friday (sábado de carmín y lluvia).

Ayer, aprovechando ese fin de semana de descuentos previos a la navidad que dan en llamar 'Black Friday' me compré dos barras de labios.
Muy bonitas, en un estuche negro dentro de una caja roja ligeramente brillante. El envase de las barras también es muy bonito: rojo brillante, con cierre de imán. Y van con su perfilador de tono a juego.
Son prácticamente idénticas. No sólo en el envase (que eso lo es) sino en el color. Un borgoña rojizo. La única diferencia es que uno es casi mate y el otro satinado. Me 'encapriché' del mate...y me dijo la guapísima dependienta (casi clónica ella de otro puñado de guapísimas dependientas que pululaban por la tienda) que estaba agotado. Así que le di como opción el satinado...y ése sí les quedaba. Es cuando además me explicó que iban en conjunto: barra y perfilador a juego. Y lo añadí a la cestita de plástico que en algún momento anterior me había facilitado otra guapa y casi clónica dependienta.
Luego encontré en otro punto de la tienda otro stand casi idéntico...donde no estaba agotado el tono mate, tal como me confirmó un guapo y modernísimo dependiente. Y claro, decidí llevármelo (no al dependiente, sino el estuche barra de carmín-perfilador).
La idea era cambiar un estuche por el otro...y creo que pasé quince minutos dando vueltas por la abarrotada tienda. Y pasé por uno y otro stand media docena de veces, probando uno y otro color, confirmando que realmente iba a llevarme el que me gustó desde el principio...
La oferta era 'llévate 6 productos y paga 3'. De por sí, es una marca que podríamos considerar barata...teniendo en cuenta el tipo de productos que venden y la calidad. Sus tiendas son muy blancas y luminosas y, mayoritariamente, están integradas en centros comerciales. Son tiendas sin puertas, con un cierto aspecto de puesto de mercado...
Yo recuerdo que la primera que vi, hace quizá cinco o seis años, era completamente negra... Llegué a dudar de mi recuerdo al comprobar lo blancas y luminosas que eran todas las que iba encontrándome, cada vez hay más...
En la que estuve ayer se mantenía el negro como tono dominante. Negro, música alta, luces de discoteca que giraban, reflejos que surgían y se apagaban. Algún flash fotográfico que, de pronto, iluminaba la tienda que, además, tiene cubiertas de espejo las columnas del local. En las paredes, pantallas reproducen una y otra vez anuncios de la propia firma, donde guapísimas modelos nos enseñan cómo quedan sus productos. Textos en inglés para una firma italiana.
También hay tocadores donde maquillarse o que te maquillen, rodeados de bombillas, con asientos altos de polipiel blanca. Y los guapos y guapas dependientes te ayudan a decidirte si tienes dudas o te maquillan para que veas el resultado.
Todo esto en una tienda abarrotada de gente y de música.
La tienda creo que fue una histórica camisería en el centro de Madrid. Por un tema de protección urbanístico se ha protegido parte de la estética del escaparate (menos mal).
Además de mis dos estuches de labiales, añadí un par de bases de uñas (de esos que evitan que amarilleen con los sucesivos esmaltes), un bálsamo labial, un corrector de ojeras. Y sí: pagué sólo tres, me regalaron los tres más baratos.
Los guapos y guapas dependientes te tutean, te llaman cariño y cielo, pero curiosamente no resultan artificiales. Sé que te miran sin verte, que es parte de su trabajo: lo reconozco porque yo también sé hacerlo, yo también lo hago. Observo que ellas llevan mayoritariamente el pelo recogido en coletas altas o moños: supongo que por comodidad y para que se vea el maquillaje. Y en ellos también hay moños y alguna rasta. Y pelos teñidos de colores imposibles: un guapísimo moreno con el pelo a mechas que deben ser entre moradas y granates; raíces oscuras, pelo platino y medios verdes en una treintañera que parece una encargada...

Me favorecen los labios pintados y siempre los llevé en colores vivos y oscuros. En realidad, soy de las que ganan con el maquillaje y se me da muy bien 'pintarme', siempre se me dio muy bien.
En lo que va de año, habré comprado media docena de barras de labios. En la última, recorrí media docena buscando el tono, uno que hace años usé y que hoy ya no existe en la marca que lo creó. Tenía el perfilador, nuevo, y se me antojó...Terminé encontrándolo en otra marca de nivel medio.
También compro esmaltes de uñas. Antes del verano compré tres de color gris, buscando 'el gris' perfecto. Siempre me he pintado las uñas.

Llevo años sin maquillarme salvo rarísimas ocasiones. Paso meses sin hacerlo.
Trabajar en un polígono en las casi afueras de Madrid no me ayuda a animarme a hacerlo. Levantarme a las seis y media de la mañana y pensar que debería dedicar veinte minutos de mi tiempo, tampoco. Paso meses, también, sin pintarme las uñas. Creo que algún esmalte ni lo he usado. Debo tener docenas almacenados, comprados en los últimos diez años...

Tengo dos preciosas barras nuevas de labios. Que probé ayer y me favorecen mucho. Las he dejado en el lavabo del aseo que no funciona como tal (es el 'cuarto de la lavadora'). Están con otro tanto maquillaje.
Probablemente pasen días antes de que las use.

Salí contenta de la tienda. No sé porqué, pero es esa satisfacción momentánea. Sin pensar que estaba gastando en algo que realmente no necesito...

En la calle llovía a mares.
Madrid, donde apenas llueve, es una belleza de ciudad mojada.

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