martes, 1 de noviembre de 2016

Uno de noviembre.

Noviembre al fin.

Octubre ha sido raro. No sé si decir 'malo'...porque tampoco tengo esa sensación si desde este naciente noviembre miro hacia atrás...pero sí raro. Ha sido un mes intenso del que tampoco conservo buenos recuerdos. Bueno, sí..., claro que conservo algún buen recuerdo...y por supuesto que tengo claro cuales son...
Mencionar 'octubre' en un verano tan largo, tan seco y tan absolutamente caluroso como el que hemos padecido es traer una esperanza de frío tenue, de chaqueta de lana, de mantita en el sofá y de calcetines alguna noche porque aún no han puesto la calefacción central. Es querer pensar en ese 'refrescar' que nos haga añorar el calor, el mismo calor que estamos odiando en ese instante en que añoramos el frío y que nos trae la palabra 'octubre'.
Y luego llega un octubre como éste, y el día treinta a mediodía los termómetros se ponen de acuerdo con la fecha...y marcan eso: treinta grados. Y da igual que el cambio de hora nos traiga la noche a las seis y media de la tarde: seguimos en pleno verano. Verano que también nos ha quitado el mes de octubre.

No tengo grandes perspectivas para este noviembre. Que sigan pasando los días con sus rutinas, dándome motivos para que me enfade y siga pagándolo conmigo misma al 'tragarme' ese enfado. Trayéndome cada día un poquito más de noche, al amanecer más tarde y oscurecer más temprano. Dándome pistas, cada día más, de que el año que viene será malo, incluso muy malo, laboralmente....y recordándome mi incapacidad para prepararme, para ejercer de hormiga y ahorrar para ese futuro.
Hoy es festivo. Lo será también el próximo miércoles (fiesta local). Nos meteremos enseguida en diciembre y tendremos dos festivos la primera semana. Y luego llegará navidad....y tendré vacaciones...
Y yo, que siempre fui adicta al trabajo, que durante años y años no supe qué era eso, tener vacaciones, que estaba disponible todo el día todos los días del año...me sorprendo midiendo lo que resta de año por ese baremo: días de fiesta previstos, vacaciones pendientes...

Ayer estaba cansadísima. Anormalmente cansada. Los cambios de hora oficiales me sientan mal, me desvelan. Pasé el día en un bostezo. Y la contaminación imperante que hasta ha hecho que el Ayuntamiento tome medidas de restricción al tráfico me tiene muerta de alergia. Alergia que me asfixia, que me marea, que me hace ver mal y me hincha los párpados... Todo un día soñando con llegar a casa y comer algo sano y acostarme y dormir, dormir, dormir....
Pero le llamo (estaba previsto). Y no le localizo. Y vuelvo a llamarle y la respuesta es la misma: lo que yo llamo 'la señora que vive dentro de tu teléfono' Y cuando me responde al mensaje que le envíe quizá media hora antes y casi hago contorsionismo para llegar al móvil y me dice que no está bien... dejo de preocuparme por mí misma y por mi cansancio y por mi sueño...porque instintivamente siempre me preocupa más él...

Noviembre, martes uno de noviembre. Con el pelo recién lavado y secándose al aire, con una mascarilla en la cara (que sé no va a mejorar mi cada día más deteriorado aspecto: estoy envejeciendo a marchas forzadas). Con la mesa donde tengo el portátil llena de cosas pero con la alfombra recién aspirada. Martes que parece domingo, uno de noviembre, buñuelos comprados en una pastelería clásica del centro de Madrid ayer por la tarde y que esperan en el frigorífico que me los lleve a la comida familiar. Rutina al fin y al cabo de comienzo de noviembre.
Y yo, quizá y aunque desde siempre lo sé imposible... queriendo simplemente estar con él.

No hay comentarios: