domingo, 9 de julio de 2017

Madrid no está preparada para la lluvia.

Seguimos con días complicados.
Climatológicamente, esta semana a ratos ha sido septiembre. Pero un septiembre 'de los de antes', de los que son septiembre cuando pienso en ellos y soy una niña...

Tras el junio que fue finales de julio, principios de agosto, con sus calores absolutamente demenciales...llega esta semana que viene a ser el agosto de los últimos años (esa semana que siempre tiene agosto y que conlleva tormentas vespertinas). Era lógico: tanto calor trae consigo evaporación masiva de agua...y, claro, lluvias. Torrenciales en el caso de esta semana.
Madrid no está preparada para la lluvia. Los madrileños, tampoco lo estamos del todo.

La semana ha sido rara. Julio empieza raro y así ha sido toda la semana. Estos días en que el reloj marca las 22:00h y es de día. No es que haya luz: es que es completamente de día (con eso de que la tierra no es redonda, este año también esa luz a esas horas es la misma que hace dos o tres era en junio. Matiz).

Sin ocurrirme realmente nada, no estoy bien. Estoy nerviosa. Es esa sensación de 'está pasando algo y me voy a encontrar inesperadamente dentro en cualquier momento'. Es esa sensación conocida que, no por serlo, deja de ser desagradable.


Él sigue enfermo. Ya sé que es una de esas enfermedades crónicas, que la tiene desde que lo conozco porque lógicamente ya la tenía antes..., pero no deja de preocuparme. Ni un solo día deja de preocuparme.

Le llamo casi a diario (aunque casi de antemano sepa que no voy a hablar con él). Además, tiene el teléfono estropeado y es casi una aventura conseguir entender lo que me cuenta cuando consigo hablar con él: me escucho con eco, le escucho con eco, a ratos se distorsiona el sonido... Pero, como a veces le decía antes (es de esas cosas que también he terminado por no decirle: creo que tampoco le gustaba) escucharle es una necesidad casi física.


Sé que la necesidad es estar con él. Es verle, sería tocarle. Pero me conformo con escucharle hablar.

No puedo decir 'me conformo con tan poco' porque no me parece poco. Cada vez más, hasta conseguir escucharle me parece un milagro.

Semana rara. Comienzo raro de mes.

Madrid no está preparada para la lluvia, pero llueve igual.
Yo no estoy preparada para estar sin él. Pero su ausencia es absolutamente real y me es completamente inevitable.

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