lunes, 17 de julio de 2017

Y que pasen los días.

Es muy complicado.
Muy complicado empeñarse en creer que aún queda algo, que un día ocurrirá un milagro y, si las circunstancias de pronto cambian, estará contigo porque en el fondo es lo que quiere.

Sé que no es así. Ni me quiere, ni me ha querido nunca (al menos no como yo a él. Bueno, para qué seguir buscando justificaciones: nunca me ha querido de ninguna forma). Ni por lo más remoto pasó en ningún momento por su imaginación la posibilidad de mantener conmigo algún tipo de relación más o menos estable.

Desde hace mucho, si mantenemos el contacto es porque yo me empeño en mantenerlo. A veces, si miro muy, pero que muy hacia atrás... veo que en realidad fue así desde el principio. Él nunca tuvo demasiado interés en mantener relación alguna conmigo, una vez finalizada la 'obligación laboral' de verme. Fui yo quien se empeñó y...,  en fin. Sí hubo un tiempo intermedio de llamadas mutuas, de mensajes recíprocos, de propuestas de ésas que incluso pueden hacer creer en otras intenciones.
Pero en realidad nunca hubo interés por su parte, más allá de la simple curiosidad.

Hace unos meses decidí que ya estaba, que se terminó. Y... Y el problema, mi problema, es que le quiero. Que no puedo estar sin saber cómo está. Y por eso insisto. E insisto. Y le llamo. Y le mando mensajes de buenas noches. Y me resisto a creerme del todo lo que sé que es cierto, lo que es más que una evidencia: si yo no le llamase, si no le escribiera, hace mucho que no sabría nada de él.
Porque él no tiene el menor interés en mí.
Es así de simple.

Y yo no quiero estar con otro. No quiero estar con nadie más. No quiero a nadie que no sea él.
Que no me quiere.

(A veces se me cruzan otras personas...
Ser invisible ayuda, y mucho. Pero a veces...A veces me ven, supongo.
No sé. No quiero ver fantasmas. No quiero imaginarme lo que seguro que no está pasando.
O, quizá, no quiero reconocer algunas evidencias.
Siempre he sido la última en darse cuenta de cosas que me estaban pasando, que estaban pasando a mi alrededor o junto a mí. Por eso cuando me daba cuenta ya no era posible más que seguir...o salir huyendo sin mirar atrás.
Estoy cansada de huir. Y no me apetece meterme en una historia...que sé que no sería más que otra vez unos días de curiosidad.
Y yo ya no tengo nada que dar.
Las vacaciones son buenas, muy buenas, para poner distancia. Y en unos días, cuatro, será el comienzo de mes y medio de distancia...que me vendrá muy bien).

Sé que sólo necesito pasar otra noche con él y, si me quedase la menor duda, se despejaría.
Porque hace mucho que dejé de pretender que la razón por la que estaba durmiendo a mi lado fuese la misma por la que yo estaba al suyo. Que siempre fue que me gusta mucho y que le quiero.
Hace mucho que dejé hasta de desear que un día fuera recíproco.
Hace tiempo que simplemente me conformo con saber que en ese momento único está al alcance de mis dedos por unas horas.

No existe en mi vida cotidiana. No puedo nombrarle. No es 'mi' nada. Por eso no puedo decir algo tan sencillo como 'estoy con alguien', porque ese alguien no está conmigo.
Aunque yo esté con él. Aunque no quiera otra cosa, ni quiera estar con nadie más. Ni quiero que nadie pueda hacerse la menor ilusión con respecto a..., a nada, conmigo.

Pero quiero que pasen estos próximos días, que luego pasen semanas y llegue septiembre.
El tiempo, este tiempo que falta hasta septiembre, sé que pondrá las cosas en el lugar donde deben estar. Y donde no debo estar yo.

No hay comentarios: