sábado, 28 de octubre de 2017

Trece horas de sueño.

Hacía tiempo que no dormía tantas horas seguidas. Y sin proponérmelo.

Ayer no eran las once de la noche cuando me quedé dormida. Recuerdo que empecé a ver un programa que empieza sobre las diez...y recuerdo poco de él. Debí quedarme dormida en uno de los primeros cortes publicitarios. En algún momento abrí los ojos, vi que la televisión se había apagado sola y me trasladé a la cama. Y no sé si vi en el reloj-proyector de mi dormitorio que eran las doce y pico...o igual me imaginé la hora.

Sé que me he despertado sobre las seis y algo, como cada día. Y que ya había luz natural cuando me he dicho que debería levantarme al baño...pero me he pedido 'unos minutitos más' para no desvelarme. Y he seguido entre sueños raros, densos, a ratos como muy realistas y muy cotidianos, otros absolutamente fantasiosos...

Creo recordar que vi las nueve y algo en el reloj. Pero igual también eso lo imaginé.
Eran las once y treinta y cinco minutos cuando, por fin, me he despertado del todo.

Trece horas durmiendo.

Sé que el sueño no se recupera, pero yo tenía mucho, pero mucho, atrasado. Sigo teniéndolo.

Tampoco me siento especialmente descansada. Y no sé si esta noche me desvelaré (posiblemente) como consecuencia de haber dormido demasiadas horas ya.

Esta noche, además, tenemos una hora más: a las tres vuelven a ser la dos (horario de invierno, le llaman).
Me hubiese gustado poder haber aprovechado de otro modo esa 'hora de más'. Pero ya sé lo que hay y todo lo demás serían inútiles castillitos de humo en el aire.

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