domingo, 24 de diciembre de 2017

Noche de Paz. Y esas cosas.

A falta de una semana justa para terminar el año.
Y, a partir del martes, oficialmente de vacaciones.

En realidad, podría decir que ya estoy de vacaciones (desde el viernes a las dos de la tarde, porque nos dejaron salir antes: cada vez tengo más sensación de, en vez de en un lugar de trabajo serio, paso el día en una guardería), pero como estamos en pleno fin de semana y mañana es fiesta a nivel nacional y, por tanto, habría estado igual sin la obligación de ir a trabajar, mis vacaciones empiezan el martes. Hasta el día ocho de enero, que es el primer lunes laborable del año.
¿Planes para estos días? Ninguno. Bueno, hacer las compras-regalos navideños. Fotografiar las luces madrileñas (como los últimos años). Y dormir. Dormir todo lo que me sea posible.
Porque siempre estoy cansada y lo que me pide el cuerpo es eso, dormir. El viernes me quedé dormida, por puro agotamiento, antes de las diez y media en el sofá (la hora la calculo porque recuerdo pocas cosas a partir de las diez y poco). Ayer no madrugué (creo que me levanté sobre las diez, aunque antes de ese momento me hubiese despertado una docena de veces). Anoche volví a quedarme dormida en el sofá, eso sí, sobre las doce de la noche... Llevo así toda la semana. Creo que un par de noches no he cenado (aunque cuando llego de trabajar, a las ocho y pico: por obra y gracia de las huelgas de transporte estoy tardando dos horas y media largas en conseguir llegar a mi casa, pues eso, cuando llego picoteo alguna cosa: patatas fritas, pipas, alguna rodaja sobrante de embutido...., meriendacena insana). Es todo un desbarajuste.

La semana pasada me compré un par de camisetas más o menos 'de vestir'. Ayer me compré otra, más de andar por casa. En los tres casos, siguen metidas en las bolsas de la tienda y, éstas, en otra de esas de plástico transparente que te precintan para entrar al híper. Y ahí están, acumuladas en el suelo junto a otras bolsas con o sin cosas compradas para regalar en Reyes.

Imagino que, simplemente, no tengo la menor ilusión. Las camisetas las compré porque supongo que pensé que me podrán venir bien para llevar algo discreto (son negras) e ir medianamente arreglada a la Convención de Ventas Anual que tenemos a mediados de enero. A mi cuerpo no le vale nada de lo que le gusta en los escaparates. Y creo que ya ni veo cosas que me gusten realmente, al tener asimilado que da igual, que no es para mí y punto.

Creo que mi cuerpo y mi mente se están preparando, por su cuenta y sin contar por tanto conmigo, para no desear.
Siempre he tenido esa capacidad, sin empeñarme en ello.

Hace cuatro años trabajé (un año completo) en un sitio donde para ir al baño había que pedir permiso...y esperar a que te lo dieran. En el trabajo que hacía se estaba hablando todo el día y, por un tema de hidratación de las cuerdas vocales, es conveniente estar también todo el día bebiendo agua...
Se me acostumbró el cuerpo a reducir el consumo de agua, supongo que para poder pasar horas sin poder ir al baño. Y mantengo la costumbre, sin ser apenas consciente de ello.
Y como eso, algunas cosas más...

Terminaré el año deseando que acabe (no ha sido un buen año, aunque si tengo que hacer una lista de 'cosas malas' igual tengo que pensármelas) e intentaré empezar el próximo con ganas. Me intento guardar estos días libres, de entre los que me corresponden de vacaciones anuales, para estos días. Para poder desconectar, estar sola, ordenar o no la casa, envolver regalos... Aunque a veces he pensado que igual este año me hubiese venido mejor terminar y empezar el año, o una de las dos opciones, trabajando. Precisamente para estar acompañada.

El ambiente en el trabajo está cada día más enrarecido. Personalmente, no tengo problemas con nadie (es cosa de mi carácter, siempre ha sido así) pero el ambiente...

No sé. Imagino que un día de estos escribiré sobre ello.

Me sigue preocupando su estado de salud. Cada día y cada noche.
Sé que no voy a verle en lo que resta de año. Que este año, de hecho, se cerrará con tres únicos encuentros (y nada más). Que me digo que en realidad han sido seis días, porque empezaron un viernes y terminaron un sábado (y eso son dos días cada vez). Pero serán sólo ésos. Y empezaré el nuevo año sin verle...quien sabe hasta cuando.

Igual no volvemos a vernos.
También tengo que ir asimilando esa posibilidad como lo que es, una realidad.

Veinticuatro de diciembre. Noche de Paz.
Y esos tópicos. Y esas cosas.

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