domingo, 9 de septiembre de 2018

09 del 09.

No he cerrado ni abandonado el blog.

Bueno, un poco (bastante) sí lo tengo abandonado. Soy consciente de ello. ¿Falta de tiempo? No exactamente cuando en agosto he estado tres semanas de vacaciones laborales (esto es, sin ir a trabajar, pero no yendo a ningún sitio sin conexión a internet, porque las he pasado en mi casa). ¿Por qué no he escrito nada en tantos días? Pues quizá porque las cosas se van dejando..., se van aplazando, se deja pasar el  momento de entusiasmo o de 'calentón' y se espera a que algunas cosas se suavicen por sí mismas antes de ponerse a escribir (y luego, quizá, arrepentirse de haber escrito.... Qué tontería, cuando mi blog es algo anónimo realmente...).

Hoy es nueve de septiembre.
Nueve del nueve.

Algo más que una evidencia, cuando se trata de una de esas fechas en las que, en años pasados, ocurrieron cosas que a medio plazo me cambiaron por completo la trayectoria de la vida.

Este año es domingo. No va a pasar nada.
No podrá pasar nada en el futuro que dé comienzo hoy.

Intentaré recuperar el blog (la costumbre de escribir con cierta periodicidad) en los próximos días.
Hacer un repaso de las últimas semanas. Casi, de todo este último año, tan raro.

Los nueve de septiembre, otros años, me han marcado el comienzo de una nueva vida.

El año dosmilnueve (año nueve, directamente, que ya estamos bien metidos en el siglo y no queda gente que haya vivido el otro año nueve, el del siglo pasado), también me marcó el comienzo de una nueva vida, en gran parte laboral; en la parte que más me importa, personal y emocional.

Éste en que estamos es el año dosmildieciocho. Año 18, múltiplo de nueve, número de la luna.
Año en que he estado a punto de morirme.
Qué más importante puede haber para considerar que me haya cambiado la vida...

No hay comentarios: