martes, 26 de febrero de 2019

Cuatro letras.

Días complicados.
Quizá como corresponde a febrero. A mis febreros. Porque en mi vida los meses complicados han sido, siempre, febrero y noviembre.

No me voy a extender. De hecho, ni siquiera voy a hacer un resumen. Estoy cansada. Cuatro letras y a la cama.

Me hubiese gustado haber hablado un poquito con él. Quedé en llamarle. Más bien, fue él quien decidió que el mejor día para que pudiésemos hablar un poco era el martes. Hoy. 
No ha podido ser (sí he llamado, no ha atendido la llamada). Debería estar acostumbrada..., pero algunas veces siento que no lo estoy ni lo estaré nunca totalmente. Nunca terminaré de hacerme completamente a la idea de que ni le importo, ni le he importado nunca, ni soy ni he sido la única, ni lo seré, ni he sido un sólo instante la más importante entre todas las que (pocas o muchas) hemos estado en su vida al mismo tiempo. 
Supongo que da igual. También mi estado de ánimo.

Prometí cuatro letras. 
Tengo sueño. Estoy cansada. Creo que estoy permanentemente cansada y siempre tengo sueño.
Dos días para acabar febrero.
En el fondo, no ha sido sino un mes vacío más.

No hay comentarios: