miércoles, 17 de julio de 2019

Tras el (parcial) eclipse lunar.

Calor.
Sé que el verano es eso, que haga calor. Pero nunca me ha gustado y cada vez lo llevo peor.
Me agota. 

No madrugo porque no tengo necesidad de hacerlo (y porque ya se me ha acostumbrado el cuerpo, supongo. Eso de los '21 días para cambiar una costumbre'). Aunque me siga despertando a la seis y media, me recuerdo que no tengo que levantarme y lo normal es que siga en la cama. Sobre las ocho vuelvo a despertarme y, si no me he levantado antes (a veces ni me entero: esos momentos de semiconsciencia) paso por el baño y vuelvo a la cama. No me suelo levantar antes de las nueve y es más probable que sea cerca de las diez: total, tampoco tengo nada urgente que hacer...
Nada más que dejar pasar el día, otro día más del tórrido verano madrileño.

Y, sin embargo, muchos días estoy muerta de sueño. 
Hoy, por ejemplo.

Supongo que porque el calor no me deja descansar. Cuando me despierto creo que he dormido, pero realmente no ha sido así: vueltas en la cama, sueños extraños.

Ayer hubo un eclipse de luna. Dicen que los eclipses de luna vampirizan la energía. 
Igual mi cansancio, el agotamiento absoluto que he padecido todo el día es culpa de la luna, que ayer se oscureció parcialmente durante tres horas.
Y ahora, tras todo el día de arrastrar agotamiento, me da la una y media de la noche escribiendo tonterías...

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