Desanimada. Rara. Quizá hasta algo deprimida.
Llevo casi 4 meses sin trabajar. El verano se me ha pasado volando: sólo recuerdo de él que ha hecho calor, mucho calor. Pero pocos recuerdos más.
Anochece cada día antes. Son poco más de las ocho de la tarde y sé que en menos de media hora será de noche. Es lo que tienen los equinoccios: amanece y anochece casi de golpe.
El entorno se me empieza a desordenar. Tengo la impresora ahí, a mis pies, desde el sábado. Dándome excusas para recogerla o no. En realidad tampoco me supondría un gran trastorno tener que ir a buscarla si me hiciese falta para imprimir algo..., es simple dejadez. Por eso digo que me invento excusas.
Pasaría el día entero en camiseta de dormir. Me cambio de ropa casi obligada porque casi obligada bajo a comprar alguna cosa que necesito (y sin la que perfectamente podría estar, dicho sea de paso). Y vuelvo a ponerme cualquier camiseta cómoda en cuanto vuelvo a casa.
Hoy ni he hecho la cama. Supongo que al menos la estiraré antes de acostarme (no me gustan las sábanas arrugadas, bueno, salvo que el motivo sea..., qué más da. Hoy no son ese motivo), pero ni de eso estoy segura.
A las cuatro y media de la tarde he decidido que debería comer algo sensato (aunque ya me había calmado el hambre...o el aburrimiento, media bolsa de patatas fritas con aceite de oliva). No sé porqué me ha apetecido sopa (ayer me apeteció lo mismo para cenar, aunque tenía brochetas de pollo) y para que no fuese con arroz, como la de anoche, he optado por los fideos. Y ha sido mi excusa para bajar a la calle: comprar fideos. Y, de paso, una botella de zumo de naranja, que se me acabó esta mañana. Y algo de carne de pavo, con fecha de caducidad para la semana que viene. Y una hamburguesa de ternera con fecha de caducidad de mañana, de ésas que venden rebajadas por esa razón.
Y a las seis menos diez estaba esperando a que se enfriase la sopa y eran casi las siete cuando estaba con la hamburguesa, que he dado una segunda vuelta en la parrilla al comprobar que estaba demasiado cruda en la primera vuelta, en algo que ya no sé si es comer, merendar, cenar o qué.
Desbarajuste alimenticio. Y de todo lo demás.
Ayer me decidí a responder una oferta de empleo. Reunía los teóricos requisitos, la encontré a mediodía y no respondí hasta la tarde, tras volver de mi paseo/excusa para hacer alguna compra diaria.
Anoche vi que confirmaban la recepción de mi currículum.
Esta mañana me confirmaron que desestimaban mi currículum.
Y he comprobado que esas cosas, esos pequeños detalles, me desaniman.
Ni siquiera era una buena oferta: contrato de 3 meses por ett, sueldo normal, horario normal, centro de Madrid (creo que eso es lo que de veras me decidió). Pero ese 'no' me baja la moral. Y me recuerda que probablemente eso va a ser lo normal los próximos días, las próximas semanas...porque tengo que empezar a buscar trabajo en serio.
Tanto ayer como hoy he estado enredando en los portales de ofertas de empleo. Nada demasiado atractivo. Me he suscrito a un par de ofertas en dos portales diferentes, pero reconozco que con pocas esperanzas.
Hay otra oferta de una empresa a la que no he respondido...pero supongo que sería una candidata válida. Comercialización y gestión de contratación telefónica de seguros. Hace 5 años ya trabajé para ellos, aunque con otra empresa como intermediarios entre ellos y mi contrato. Imagino que el viernes me decidiré y responderé.
Me da miedo a que ni esa empresa acepte mi candidatura. Creo que hoy he sido consciente de ello.
En cambio, otra empresa ha contactado conmigo de forma proactiva para ofrecerme trabajo...y casi lo he desestimado. Primero, porque he deducido que era sólo un trabajo a comisión (y en base a eso les he respondido). Y luego, cuando han vuelto a escribirme para explicar que no, que hay un sueldo fijo mínimo garantizado...porque me he molestado en buscarles en internet y he visto lo exageradamente lejos que están ubicados. En el mismo polígono industrial donde estaba la empresa donde he trabajado los últimos cuatro años y pico, pero aún más retirados de metro o buses.
Y..., no sé. No sé lo que quiero.
No he cerrado completamente esa puerta. Pero me da miedo a terminar en cualquier trabajo de mierda...simplemente para quitarme el otro miedo. El miedo conocido, pánico, a no encontrar trabajo. Aún teniendo por delante un año completo de subsidio de desempleo por cobrar...me da miedo que el tiempo empiece a pasar a toda velocidad y yo no encuentre nada.
La lógica me dice que eso no va a ser así...pero yo no puedo evitar sentir ese miedo.
Quiero volverme a repetir en plan mantra que 'todo va a salir bien', para creérmelo de nuevo, para pensar que va a ser así, que voy a encontrar un buen trabajo que además me guste y donde me encuentre agusto y esté bien pagado.
Pero lo único que tengo es, de nuevo, la mesa desordenada, la cama sin hacer, platos y vasos y cubiertos y cacerolas sin fregar en la cocina (aunque no estén sucios, porque enjuago siempre las cosas), el pelo sin peinar y la mente tan desordenada como el entorno.
Verano vacío. Otoño en que necesito que me pasen cosas e ir rellenando la agenda que, también, ocupa un sitio en el caos de la mesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario