Hace un par de años compré un marco para fotos. No lo necesitaba, pero era diferente y me gustó.
Sigue guardado, sin uso alguno. De vez en cuando busco alguna otra cosa y aparece el marco. Y lo vuelvo a dejar donde estaba.
No hay un día concreto que sea 'el día en que le conocí'. Creo haberlo comentado alguna vez: cuando yo llegué al sitio donde nos conocimos, él ya trabajaba allí. Y cuando a él llegó al sitio donde trabajaba yo...pues eso, yo ya estaba. Suena a galimatías, pero no lo es: simplemente la empresita naranja era la empresa en general y, luego, había 'departamentos', campañas en las que íbamos repartidos los teleoperadores. Él ya trabajaba allí, en otra campaña, cuando yo llegué en abril. Le conocía de vista, por tanto. La verdad es que trabajabamos como a cinco metros de distancia, calculo, pero le recuerdo más por coincidir entrando-saliendo del ascensor en determinada hora de la tarde que por verle en la sala común de trabajo.
Mentiría si dijese que me había fijado en él, pero también mentiría si dijera lo contrario. En realidad mi paso por allí lo sentía como algo tan, tan provisional en mi vida...que creo que evitaba fijarme en nada. De él me llamó la atención que era de las pocas personas con las que te cruzabas en el pasillo y saludaba o respondía al saludo, cosa que puede parecer lo más correcto y menos llamativo del mundo...pero allí el personal parecían almas del purgatorio y si podían evitar el saludo, lo hacían. Terminé habituándome a ese comportamiento, el de alma-en-pena y terminé entendiendo que era algo propio de los contactcenter.
Cuando digo que llegó al lugar donde trabaja yo quiero decir que llegó a la campaña donde yo estaba desde el comienzo. O sea, al otro lado de la mampara horizontal. En octubre, casi seis meses más tarde.
No hay, por tanto, una fecha concreta en que nos conociéramos. Ni siquiera un momento concreto.
Del siguiente abril es la única foto que tengo con él. Del día que, en teoría, sería el último que pasaríamos juntos allí, porque nos comunicaron el despido un par de semanas antes y, aunque la teoría hablaba de 'compromiso de recontratación', creo que los dos éramos personas sensatas y sabíamos que eso era solo una posibilidad.
Imagino que fui yo quien le pidió que nos hiciéramos una foto juntos. Con el autodisparador de la cámara y 'los peces en el río' de fondo, en la pared.
A esas alturas y ese horario ya se habían ido el resto de nuestras compañeras. Y también recuerdo que el resto del recinto estaba casi vacío: se habían perdido varias campañas.
Él llegó a mi campaña el uno de octubre. Era jueves y recuerdo haberle visto por allí, con las coordinadoras, supongo que explicándole en qué iba a consistir el trabajo. Dos tercios de los ordenadores estaban disponibles. Yo había tenido el mismo desde el principio y el motivo, raro, es que mi ratón era óptico...y casi nadie se apañaba con él. A mí me daba igual. Además, tenía frente a mí toda la plataforma de trabajo, se veía la puerta de entrada...y eso me daba una cierta sensación de 'menos encierro'.
El dos de octubre era viernes. Recuerdo ese día porque se iba a decidir qué país organizaría los Juegos Olímpicos de ¿2018? a los que también optaba Madrid, y había más compañeros (de otras campañas) pendientes del tema. Los viernes era el único día de la semana en que, en vez de turno de tarde (de una del mediodía a nueve de la noche) estábamos 'de mañana', de diez a cinco de la tarde.
Curiosamente, ese día no tengo un recuerdo nítido de él. No sé si estuvo allí con nosotras o si estaría en la sala de formación o si estuvo en otro equipo informático o...
Así que supongo que fue el lunes cuando preguntó si el ordenador que estaba a mi derecha estaba disponible (sí, lo estaba. Desde siempre). Y debió ser cuando le pregunté que si venía para quedarse...
Porque, a veces, nos venía algún compañero de otras campañas como refuerzo. Porque hubiese más gente de baja médica de la esperable o porque tuviésemos un raro pico de trabajo. Estaba unas horas durante dos o tres días (el resto del tiempo seguía en su campaña) y resolvían la circunstancia. De ahí mi pregunta.
Sí: venía para quedarse (llamativo, puesto que tampoco había tanto, tanto trabajo). Y el equipo informático de mi derecha estaba libre.
Y le pregunté el nombre, porque hasta ese momento no lo sabía. Y estuvimos comentando (porque cualquier novedad, por pequeña que fuese, nos hacía interrumpir el trabajo a todas) que tuviese un nombre compuesto, que normalmente le llamasen por el primero (muy, muy común) y que a todas, incluido él, nos gustase mucho el segundo.
Siempre, allí, me referí a él por su nombre completo y compuesto. Así le tengo 'registrado' en mis teléfonos. Creo que así le 'pienso'.
Y...todo lo demás ya lo he contado otras veces. Y diría que 'es historia' porque no se repetirá.
Han pasado 10 años.
No hay una fecha fija que determine qué día nos conocimos. Pero de tener que determinar alguna, será la de los primeros días de octubre de 2009.
Muchas veces he pensado que querría tener una foto de los dos juntos, más allá de aquella de despedida, de abril de 2010.
En estos años le he hecho bastantes fotos (pocas, si pienso en que me paso media vida pegada a una cámara; bastantes si valoro que nos vemos...cuando nos vemos). Me parecía normal. Hasta que un día entendí que cuando me contaba que evitaba posar para las fotos que con cierta frecuencia hacen en su lugar de trabajo, que no le gustaba posar para fotografías...también me lo estaba diciendo a mí. No sé si han pasado más de dos años o más de tres desde la última foto que le hice. Está muy guapo. Y está en algún archivo de mi móvil (lo cargué ahí para enviársela: la foto está tomada con la Nikon). No lo busco, pero me gusta tanto encontrármela cuando no lo espero....
Que no le guste que le haga fotos no es sino otra forma de dejarme claro que no formo parte de su vida. Que nunca he formado parte de ella en estos diez años.
Aquel octubre de 2009 él tampoco formaba parte de la mía. Y creo que pasaron meses hasta que me di cuenta de que algo había cambiado...y que aunque las circunstancias nos iban a separar de manera inevitable, yo quería seguir teniéndole en mi presente.
Y que haría lo que estuviese en mi mano para que fuese así.
Hace dos años compré un marco de fotos que no necesitaba. No tiene nada de peculiar: es de metal dorado, no es nada común en cuanto a diseño. Es de una tienda que me gusta mucho, pero mucho, donde básicamente venden muebles (no, no es sueca), que un día cerraron en el centro comercial donde la descubrí...y con la que me reencontré hace un par de años. Y a la que volví ayer, yendo a otro sitio y simplemente por dar una vuelta. Para ocupar una tarde de sábado en la que no iba a poder hablar con él. Llenar otra tarde más sin él.
Cuando compré ese marco supe que lo quería para colocar una foto en que estuviésemos juntos. Y decidí pedírsela, pedirle que nos la hiciéramos la siguiente vez que nos viésemos: creo que había estado con él pocos días antes.
Pasó casi un año hasta la siguiente ocasión. De verle, quiero decir.
No han habido más fotos. Hace tiempo en que ya tampoco le envío fotos mías; supongo que también entendí que no le interesaban. Que yo no era nada para él y no había motivos para mandarle mis fotos.
Aunque en algún momento sí he pensado en hacerme alguna con alguna prenda que..., no, mejor no pienso en ello. No ahora.
A veces aparece el marco metálico mientras busco otras cosas. Sé que está ahí, pero no pienso en ello en ningún momento.
A veces hay personas que aparecen en tu vida sin esperarlo. Incluso personas que ya estaban 'ahí', perfectamente visibles, pero no piensas en su existencia porque no existe la menor vinculación.
Algún día desaparecerá completamente de mi vida. Creo que 'está en ello' desde hace mucho. Bastará que yo deje definitivamente de llamarle, de insistir en enviarle mensajes, para que deje de estar. Cortar ese hilo que ya no es de ida y vuelta (si lo fue en algún momento. Quiero pensar que sí, quiero recordar algún momento, unos tiempos...) y terminar para siempre.
Algún día encontraré destino para ese marco metálico que tanto me gustó en la tienda y que decidí para qué uso quería tenerlo.
Algún día encontraré a alguien que me cuente una historia que merezca ese regalo: que tenga un marco metálico que tampoco tiene nada de particular...más allá de lo mucho que me gusta a mí, pero que sirva para enmarcar un trozo de su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario