jueves, 3 de octubre de 2019

Montaña rusa emocio-laboral.

Días raros. De montaña rusa emocional, días que me dejan agotada.

Empecé a enviar curriculum. Lo estaba aplazando y aplazando, dándome excusas, diciendo que qué prisa tenía. 

Lo que primero pensé que empezaría a hacer a finales de agosto lo aplacé unos días con la excusa de mi cita en el hospital (y porque pensé que me podrían llamar en cualquier momento para una prueba que no pudieron hacerme a mediados de agosto): no era de recibo que encontrase un trabajo y a los dos días pedir permiso para ir al médico. Lo volví a aplazar porque tenían que vacunarme...y no sé porqué pensé que sería una cita programada y que sería por las mañanas, como las analíticas (y no, fue la enfermera y, por tanto, por la tarde). Pensé que dejarlo para la última semana de septiembre podía traducirse en empezar a trabajar con el comienzo de octubre...y aún así, volví a aplazarlo...

Hasta que el martes, día 01, envié el primer currículum. Respuesta a una de esas ofertas que determinada empresa publicaba a diario (y de la que yo recibía notificación cada mañana, por tanto). Lo envié por la tarde...y me fui de compras.
El miércoles, ayer, me llegó la notificación de que la empresa 'había desestimado mi candidatura'.
Y eso me estresó. Directamente. Me entró el miedo. La semana pasada una ett rehusa mi candidatura. Esta semana vuelvo a responder a otra oferta...y lo mismo. ¿Y si no encuentro trabajo? ¿Y si agoto el paro y, al tiempo, mis ahorros? ¿Y si...?

Y me puse a mirar ofertas. Y envié tres respuestas (dos a una misma empresa) y una candidatura espontánea a otra (creo que porque revisando a qué ofertas respondí hace más de 4 años, porque el histórico de los portales de empleo te lo van guardando, vi que una había sido a esa empresa). Redacté un correo y adjunté el CV como archivo. Y seguí mirando...

La primera respuesta fue apenas media hora más tarde y mediante llamada telefónica. Una propuesta ni mala ni buena y sobre la que amplié toda la información posible en la propia llamada. Me citaban para una entrevista para el día siguiente (hoy) dando por hecho que me incorporaría a la formación de manera inmediata y que aceptaría el trabajo. Intenté aplazar la entrevista, pero no podía ser. Así que quedé en pasarme hoy a las diez de la mañana para que me conocieran y conocerles.
La segunda respuesta fue a primera hora de la tarde. La empresa de la candidatura espontánea. La responsable de rrhh estaba entusiasmada con mi currículum. Y me querían conocer cuanto antes. Le expliqué mi entrevista ya prevista...y directamente me dijo que si no pensaba valorar nada más (conocerles a ellos, claro). Pregunté por las condiciones económicas...y eran mucho mejores. Aún así, no les dije nada de forma categórica: ya me había comprometido a asistir a una entrevista y eso sí que no lo iba a aplazar. 
En el transcurso de la tarde hubo otra llamada 'perdida' (para confirmarme la entrevista con la persona responsable del proyecto, al parecer) y mis intentos de hablar con ellos (fallidos: siempre comunicaban). Un correo citándome para una entrevista para la tarde del día de hoy. Mi respuesta indicando que, en principio, habíamos hablado de la mañana del viernes...
Y otra llamada perdida más, que supuse podría ser respuesta a otro currículum (más que nada porque en el portal de empleo mi inscripción aparecía como 'sigue en el proceso de selección').

O sea: tres de cuatro. Que en realidad eran cuatro de cinco, porque en la empresa donde me habían citado para la entrevista del jueves a primera hora aparecía como pre-seleccionada en dos ofertas...
La cuarta, o quinta, desestimó mi candidatura. Sin sorpresas, por otra parte.

Y todo esto, aunque no significaba nada práctico (simplemente me habían citado para dos entrevistas y, además, seguía en dos procesos adicionales) me produjo una especie de subidón anímico...y, al mismo tiempo, en más miedo.
Incertidumbre. La de pensar que igual me estaba precipitando. La de si desestimar una oferta podría significar estarme equivocando (porque luego tampoco me contratasen en la otra). 
Miedo. Y un poco 'síndrome del impostor' (el que me asalta a veces cuando me demuestran tener expectativas en mí, aun sin conocerme).
He dormido fatal. A las seis y media ya estaba despierta (aunque no tenía prisa hasta más de las ocho) y ya no me he vuelto a dormir.

Por resumir: la entrevista ha salido perfectamente. Contaban conmigo. Les he dicho que no.
La otra entrevista la tengo el lunes a mediodía: me lo han confirmado mediante email (intentaron hablar conmigo, pero yo estaba con otra llamada).
Esa otra llamada era de la empresa que tenía mi CV 'en proceso de selección': me llamaban para citarme para otra entrevista, aunque no para la ubicación física que aparecía en el anuncio. He desestimado la propuesta.
Y....
Y aunque objetivamente no he hecho nada, estoy agotada.
Montaña rusa emocional. 

Igual me he equivocado. Probablemente la entrevista del lunes sea un desastre (no las tengo todas conmigo, no es para un empleo que me entusiasme), pero me digo que, al menos, he comprobado que sigo en el mercado laboral.
Que ya es algo.

No hay comentarios: