martes, 26 de noviembre de 2019

Todo tiene que mejorar. Todo va a salir bien.

Cuando hace cinco meses y medio dejé el sitio donde había trabajado los últimos cuatro años y pico, me dije que mi siguiente trabajo sería en algo que me ilusionase hacer.
Incluso lo comenté así en un par de entrevistas el mes pasado: busco involucrarme en un proyecto que me ilusione y me motive.


Y, en vez de eso, llevo tres semanas en el departamento de televenta de un callcenter de ésos donde los trabajadores no llegamos ni a ser números. Un tipo de empresa que hace años, cuando trabajé en la primera, definí como 'fábrica de hamburguesas en las que nosotros somos la carne para la picadora'. Pues eso mismo.
Es imposible ilusionarse e implicarse en empleos de este tipo. Y ya lo sabía. Y simplemente he conseguido reafirmarme en ello. 

No tenía prisa por incorporarme al mercado laboral. Sí ganas (la puñetera hiperactividad, que reaparece con fuerzas en cuanto se me pasa el cansancio y el hastío acumulados...y empieza a aparecer otro tipo de hastío) pero no la necesidad acuciante de otras ocasiones, en que si no encontraba algo a la mayor brevedad, en dos meses no tendría ni ahorros suficientes para pagar los gastos. Ahora no es así. No me puedo permitir dispendios, pero lo que que me correspondía cobrar 'de paro' al menos cubría los gastos básicos. Y durante meses suficientes para tomármelo con una cierta tranquilidad.
En cambio, estoy trabajando en algo que probablemente me aporte un sueldo incluso inferior a lo que estaba cobrando como desempleada. Absurdo, sé que es absurdo.
Por eso no me va a preocupar demasiado si antes de cumplir mi 'periodo de prueba' (un mes, que se cumplirá el día 07 de diciembre) deciden prescindir de mis servicios.
Me producirá la justa desazón, ese bajón anímico que siempre producen los despidos, la sensación pasajera de haber fracasado..., y poco más. 

Y es que pasar siete horas y pico al día (el resto, hasta completar las ocho, es la pausa de la comida, del café y dos o tres visitas rápidas al aseo) con unos cascos esperando que el sistema emita llamadas para ofrecer un producto pésimo a gente harta de que se les ofrezcan productos que no necesitan..., no es muy motivador, seamos realistas. Pasar siete horas rellenando dibujos con pinturas plastidecor sin salirme de los bordes negros, recitando lo mismo una y otra vez..., pues creo que no, que no es mi concepto soñado de 'proyecto que me ilusione'.

Intento sacar la parte positiva a todo. Y en este caso va a ser que he confirmado que no me gustan este tipo de trabajos. Y he recordado (con la práctica) porqué. Y que se me dé medianamente bien no me produce la suficiente satisfacción, la verdad.

Cuando a mediados del mes de octubre decidí no incorporarme a un empleo en que se me esperaba y cuyas condiciones económicas eran superiores a las que tengo en la actualidad, y no lo hice por un presentimiento raro (del que no creo haberme equivocado), me dije a mí misma que para terminar trabajando vendiendo seguros en un callcenter de un polígono a las afueras en turno de tarde...siempre tendría tiempo (y esa descripción era el resumen de qué podía ser lo peor que me podía terminar pasando). 
El tiempo era un año enterito de 'paro' remunerado por delante.

La realidad es que dos semanas después aceptaba algo que, salvo en el horario (que no es de tarde) cumple con todos los requisitos de 'lo peor que me puedo encontrar'.

Soy masoca. Es la única explicación.

La gente normal agota el paro. La gente normal no renegocia con el médico su incorporación al trabajo cuando está en una más que justificada baja laboral y, además, cobrando más que trabajando. La gente normal intenta aprovechar las cosas gratis, intenta lanzar balones fuera, escaquearse de las obligaciones, llegar tarde al trabajo si no le dicen nada, cogerse todas las pausas a la que tiene derecho. 
Y yo hago todo lo contrario.
Así me va en la vida. Así me ha ido. Y sé que ya no tiene remedio.

Pero espero encontrar un trabajo que me motive.
Porque cuando a una la despiden de un empleo donde tenía un contrato indefinido y una base de cotización aceptable (lo suficiente para que, si se queda en paro, cobre el máximo previsto para estos temas. Que tampoco es tan alto, pero que supera el sueldo mínimo interprofesional), donde llevaba más de cuatro años, donde (aunque no haya nadie imprescindible, evidentemente) era una pieza necesaria y útil para su empresa...o te agarras a algunas ideas y te inventas algún sueño...o decides agotar subsidios y ahorros antes de saltar por el balcón.

Todo tiene que mejorar. No sé cómo, pero tiene que hacerlo. Esto tiene que haber pasado por algo.
Recupero esa frase, la frase de hace casi seis meses: todo va a salir bien.

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