jueves, 9 de abril de 2020

Huyendo de los sueños.

Sueños raros cada noche.
Pesadillas. Supongo que podría definirlos así.

Me da miedo que llegue la noche porque sé que no voy a dormir. Bueno, sí que duermo. Termino quedándome dormida en el sofá (no me esfuerzo por no quedarme dormida o por trasladarme a la cama en cuanto me empieza el sueño, sino que me dejo llevar por él: imagino que instintivamente debo pensar que el tiempo que consiga dormir será lo que me lleve de esa noche). Así que en algún momento me traslado a la cama. A veces se ha apagado la televisión sola, a veces no y hay algún espacio musical o algo de teletienda. Raramente es antes de las cuatro de la mañana. 

En la cama vuelvo al duermevela y a los sueños raros. Sueño que ya he tenido en el sofá, aunque no sean los mismos. Sueños como trozos de película de argumento angustioso, aunque no recuerdo que me esté pasando nada malo. Pero...tienen una luz rara, un ambiente denso. Sueño con personas de mi pasado y es como si estuviesen en mi presente. No es 'soñar con el pasado', sino que esas personas están hoy en mi vida y tienen el aspecto que supuestamente deberán tener (en muchos casos, más de sesenta años y cerca de los setenta. Incluso más). Argumentos raros que en el sueño parecen reales...y que me hacen sentir incómoda. Situaciones de las que no puedo salir. Aunque en algunos momentos sé que es un sueño y que solo necesito hacer el esfuerzo de abrir los ojos y romperé con todo. Pero, también a veces, decido no despertar...porque también sé que si lo hago entraré en el insomnio, en las vueltas en la cama, en el dolor de cabeza (últimamente no me lo consigo quitar durante horas y hasta me acompaña en el argumento de mis sueños), en el malestar, en el silencio raro de la calle y la sensación de estar rodeada de vacío...
Días raros y noches aún más raras.

Me despierto sobre las seis y media, siete. Recuerdo que no es necesario levantarme e intento volver a dormir. Tardo en conseguirlo. Si me despierto sobre las nueve ya no hago esfuerzo alguno por dormir (sobre todo, porque hasta anteayer he estado teletrabajando..., bueno, hasta el lunes, que no fue anteayer...tengo perdido el sentido del tiempo). Me levanto, voy al salón, miro el móvil, miro por la terraza, a veces pongo la radio o vuelvo sobre mis pasos y voy al baño...

Hoy he vuelto a dormir fatal. Me quedé dormida en el sofá, me trasladé a la cama (no recuerdo la hora), me desperté antes de las siete y volvió a desconcertarme la falta de ruidos. Decidí volver a dormir, hacer el esfuerzo por quedarme nuevamente dormida...
Cuando he abierto los ojos, he pensado que había visto mal, que las manecillas del reloj rosa de la mesilla no estaban juntas, sino que no había visto la otra, la corta.
Pero sí.

Creo que he vuelto a cerrar los ojos mientras pensaban eso, en qué hora sería. Y entonces he mirado hacia el proyector del techo. 
Eran más de las doce del mediodía. Y ni siquiera tenía la sensación agradable de haber dormido profundamente. Sólo la de haberme pasado la noche huyendo de argumentos raros, de vidas que no son la mía, de personas con las que no quise ni quiero volver a estar...
Huyendo de los sueños. 

Supongo que no es sino un reflejo de mis días. Días en lo que no puedo huir, salir de casa, caminar hasta cansarme, coger el tren y llegar a la última parada y cambiar de andén y dar la vuelta...
Este encierro preventivo, esta cuarentena, este confinamiento me están volviendo loca. E igual, esta vez, no es una frase hecha.

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