domingo, 14 de junio de 2020

Yendo hacia la normalidad.

Supongo que poco a poco las cosas irán volviendo a la normalidad.
No una 'nueva normalidad' (si es nueva, no es normalidad) sino a la normalidad de antes. O a algo que se le parezca y a lo que adaptarse. Aunque sé que me costará asumir el haber perdido más de dos meses de este año y no saber qué he hecho con ellos. Porque durante los meses de abril y mayo no he hecho absolutamente nada, pero nada, de provecho. 


Y probablemente no vuelva a tener tanto tiempo libre para hacer cosas de ésas que requieren tiempo. Tiempo que no te robe la calle, otras personas, el trabajo, las obligaciones. Tiempo como el que he tenido durante dos meses y en el que no he hecho nada. Entre otras cosas porque no era capaz de concentrarme. No he sido capaz de leer, de ver dvd de películas o series, de dibujar, de pintar, de hacer collares, de cualquier cosa medianamente creativa. No he hecho otra cosa que perder el tiempo, dejándolo pasar sin más.


El martes vuelvo a la oficina. No a tiempo completo (creo) porque la empresa mantendrá el erte todo el tiempo que pueda (cosa comprensible) y porque tampoco creo que decida trabajar por mi cuenta y riesgo con el horario normal. Mi idea es un de 11:00h a 17:o0h o similar...y ya iremos viendo. Y de momento tampoco todos los días: esta semana me he apuntado para ir el martes, miércoles y jueves. Y lunes-viernes teletrabajo.
Lo de 'apuntarme' es literal: nos han hecho llegar un excel común en el que anotar qué días pensamos ir. El viernes, cuando apagué el portátil, solo una compañera se había apuntado para toda la semana. Y otras tres personas (que no identifico por el nombre) para el miércoles. Y debemos ser unas cincuenta personas de trabajo presencial en esa oficina, así que veo que la gente tiene pocas  ganas de volver.


Yo tampoco las tendría si llevase más tiempo y controlase el producto, los ritmos, el enfoque... y mis resultados fuesen buenos. Qué mejor que poder trabajar desde casa, con calzado y ropa cómodas y el pelo atado con una cinta, sin tener que esperar transportes ni hacer trasbordos, pudiendo tomarte el café con calma y comer de cuchara y servilleta a mediodía... Pero necesito volver. Es más: necesito empezar de veras a trabajar, porque esta crisis me pilló cuando llevaba 4 días (literalmente) de trabajo en la empresa. Y de las siguientes tres semanas, hasta que decretaron que pasábamos al erte, una fue allí con otras cuatro personas (a veces, solo tres o incluso solo dos) y dos ya fueron en teletrabajo. Y así no hay manera...

Y también necesito la rutina de salir, de desayunar con prisas tras madrugar, de ponerme calzado de calle sabiendo que puede que no me lo quite en doce horas, de trenes y autobuses, de ver otras personas y ver el cielo y los árboles. 

Las cosas, poco a poco, irán volviendo a la normalidad.

E igual un día, en el futuro, me sorprendo preguntándome qué hice yo en abril y mayo de 2020...y tengo que hacer memoria para recordar que tuve que pasarlos encerrada y sin ganas ni ánimos para hacer nada.

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