Avanza septiembre.
Tanto, que está a punto de terminarse. Y pasará tan sin pena ni gloria como el resto del año.
Algunos días estoy tremendamente cansada. Otros, sin el adverbio.
Sigo durmiendo mal. Sigo con la sensación que demasiadas cosas no encajan y, encima, ni siquiera podría decir cuales son. Sensación de inminente tormenta, de la que arrasan y al terminar tampoco dejan un aire limpio y un cielo despejado. No sé.
Tengo sueños raros. Y también durante el día me acuerdo, de pronto, de cosas. Cosas que no sé si he soñado o de las que simplemente me estoy acordando sin que venga a cuento.
Me despierto, a veces, cantando mentalmente canciones que ni siquiera me gustan. Y tampoco sé si han sido parte del sueño.
Me digo en esos casos que debería tener un cuaderno a mano y anotar esas rarezas. Por si quieren decir algo. Por si de pronto pasa algo y todo encaja, o por si necesito esas 'pistas' para resolver algún enigma que de repente me presente la vida.
El trabajo no sé ni cómo va. Sigo combinando el teletrabajo con la parte presencial. La semana pasada fui el martes, miércoles y jueves a la oficina. Y estuve casi sola, pero al menos quedó el 'casi', que algunos días del pasado verano directamente estuve sola en aquella oficina tan grande.
Tengo la sensación de que la empresa va a prescindir en cualquier momento del departamento en que trabajo. Todo va encaminado a eso. Y..., y como no tengo tratos con nadie, no sé si alguno de mis (prácticamente desconocidos) compañeros tendrá la misma percepción.
No sé. Me digo que no debo adelantarme, que no debo preocuparme antes de tiempo. Lo que tenga que ser, será. Sin más.
Y con respecto a otros temas... Últimamente hablamos más por teléfono. En cierto modo tengo la sensación de haber vuelto a la relación que manteníamos hace años. La relación que me gustaba tanto.
Supongo que algo de las muchas cosas que no controlo ha cambiado. Y..., tampoco me quiero cuestionar nada. Últimamente hablamos más por teléfono y eso me gusta. Y eso es lo que tengo, porque llevo tres meses sin verle, tres meses y varias cancelaciones de ésas que llamo 'aplazamientos sucesivos'. y en las que lo que más me importa y me preocupa es él y su estado de salud.
Sé que siempre voy a priorizarle. Que aunque a veces me he auto-reprendido y me he dicho que debería ser más egoísta...pues no. Ya no puedo cambiar eso.
Me he adaptado a no verle, lo que no quiere decir no le eche de menos. Ni que no quisiera que las cosas fuesen de otro modo. Pero me he terminado adaptando a no verle.
Espero que en octubre pueda ser, ya que en septiembre no ha sido ni ya será.
Avanza septiembre. Y se irá sin pena ni gloria, como casi cada mes de este año tan raro.
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