Muy cansada. Física y mentalmente. Muy desanimada. Bastante harta.
Y con la sensación de que los días se suceden sin avanzar. Sin que nada avance. O peor: sin que nada prospere ni progrese. Sólo el tiempo avanza.
El tiempo avanza, soy yo quien no progresa ni prospera.
Cada vez tengo más presente que mi vida ha pasado sin pena ni gloria. Que no tengo nada porque no he sido capaz de hacer nada que de veras tenga importancia. Que no supe aprovechar ni mis cualidades naturales, ni las oportunidades que me fueron saliendo al paso. Y ya no hay remedio, ya no se repetirán.
Y he llegado hasta aquí sin ser ni tener nada.
Y estoy muy cansada.
No madrugo excesivamente: levantarme a las siete de la mañana no me parece madrugar. Entro a trabajar a las nueve y media. Podría salir a las cuatro y media (casi todos los días al final salgo más tarde).
Podría parar media hora para comer (al final termino mordisqueando un sandwich y comiéndome una pieza de fruta sin moverme de mi sitio).
Me digo que al salir debería dar un paseo: apena camino. Ayer lunes lo hice, pero fue un paseo breve: el polígono donde trabajo tampoco encierra grandes atractivos.
Hoy martes tenía que comprar algo y el transporte no me ha sido propicio para llegar a casa a la hora que quería haber llegado...
Y encima mañana tengo que ir a devolver lo que he comprado: cosas de la era covid, cosas de comprar ropa sin probármela y que sea en una tienda donde el tallaje es bastante amplio.
Cansada. Sin que la vida avance o yo con ella. Sin perspectivas de progreso.
Anclada en la rutina. Sin, siquiera, nada interesante para contar escribiendo.
martes, 9 de febrero de 2021
Anclada en la rutina.
Etiquetas:
2021,
compras,
desánimo,
era covid,
febrero,
rutina,
sedentarismo,
sin futuro,
sin perspectivas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario