Avanza mayo y sigo cansada. No consigo descansar los fines de semana, aunque no haga nada de provecho ni nada que justifique el cansancio.
Me duelen las articulaciones. Duermo poco y mal. Ayer me hice un selfie en la calle, plena Gran Vía madrileña, y mis ojeras dan miedo.
Mañana iré a trabajar de forma presencial. Podría enviar un mensaje (whatsapp, correo, mensajería interna instantánea) y decir que me quedo teletrabajando (cosa que sólo el lunes podría hacer, puesto que el jueves me tengo que traer el equipo informático para teletrabajar el viernes), pero iré a trabajar a la oficina.
Cuando teletrabajo, al final, termino echando horas de más. Me quedo siempre con la sensación de que igual no he cubierto mis horas, que como no me controla nadie pueden pensar que no estoy trabajando, no sé..., y finalmente en vez de las siete horas por las que me pagan termino trabajando una hora de más. Mínimo.
Así que mi alergia, mi dolor de articulaciones, mis ojeras y mi desánimo atravesarán Madrid e iré a pasar las siete horas de rigor a la oficina. A no hacer nada de provecho, en realidad.
Espero que esta semana me llegue la citación para vacunarme. Y poder, a partir de ahí, organizarme en otros temas. Pedir cita en Hacienda para la declaración anual, por ejemplo.
Según pasan los años me empiezan a agobiar los trámites que hace años llenaban mis días y mi agenda, sin que supusieran el menor problema de organización. Me agobia que exista la menor posibilidad de que se agolpen o se solapen, de tener que pedir permiso en el trabajo y no me lo den. Son miedos absurdos que sólo me van a producir estrés, lo sé de sobra. Pero no puedo evitarlo.
Imagino que cumplir años también conlleva crear incertidumbres e inseguridades nuevas.
Última semana completa del mes de mayo. Luna casi llena. Y poco más.
domingo, 23 de mayo de 2021
Avanza mayo.
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