Pocas cosas hay tan maravillosamente agradables como meterse en una cama de sábanas recién planchadas...
Escribo esto que es casi una obviedad porque a veces quiero esquivar la realidad. Quiero pensar en otras cosas, ése 'ya lo pensaré mañana' de Scarlett O'Hara. Y si en el día a día intento, de un tiempo a esta parte, vivir así...¿por qué no aquí, si casi no escribo, si apenas me dejo ver?
Sábanas de algodón recién planchadas tras secarse al aire libre...
Pero...
Debería estar acostumbrada. De hecho, supongo que lo estoy, o lo estoy casi siempre. Acostumbrada a que si está de vacaciones no sé nada de él. Nada. Es lo habitual y por eso debo estar acostumbrada. Si esto fuese una relación...normal...lo también normal sería que en vacaciones tuviéramos más contacto. Pero no es así, nunca ha sido así.
Hace unos años llegué a hacer que mis vacaciones de primavera coincidieran con las suyas. A mí me daba igual unos días que otros (tenía que cogerme una semana) pero tenía que decidirme ya. Y él llevaba tiempo diciendo cuando las tenía, cuando las había pedido. Por descontado no había nada previsto, pero sí habíamos llegado a comentar, como de pasada, que a ver si esos días..., qué sé yo, quedar, que se viniera a pasar la noche conmigo entre semana, que se viniera a mediamañana para pasar el día juntos...
Cambió sus vacaciones el último día y en el último momento.
¿Motivos? Algo así como que igual un compañero, o compañera, que se tenía que incorporar esa semana no lo hacía. O igual al revés, que igual se cogía una baja. No sé, no lo tengo claro, pero retrasó sus vacaciones. Y ya no no coincidimos. Y luego ni siquiera se dio la circunstancia por la que las había retrasado.
No volví a intentarlo. Si hemos tenido vacaciones al mismo tiempo, o si las ha tenido en cualquiera de mis etapas de desempleo, no ha habido planes conjuntos.
Y yo nunca me he cuestionado nada. Si me dice algo es porque será así.
¿Qué me voy a cuestionar, a plantear? ¿que igual en esa ocasión simplemente cambió la fecha para no coincidir conmigo, para tener aún más excusas para no verme?
En esos días nos veíamos al menos una vez por semana. Yo libraba la tarde de los jueves y los viernes (o por lo menos una de las dos, normalmente la de los jueves) y cruzaba Madrid para ir a esperarle a la estación de metro desde la que regresaba del trabajo. No me suponía ningún esfuerzo: quería verle. Se suponía que estábamos manteniendo una relación, algún tipo de relación. E iba a esperarle. Y algunos días le esperaba media hora, una hora..., porque siempre había algo que le entretenía a la salida.
Siempre le avisé antes de ir, por supuesto. Nunca me acerqué a la puerta de su trabajo (ni se me habría ocurrido: qué horror que le pudieran ver conmigo. Conmigo por ser yo, porque en esos años incluso podía haber alguien que me conociera, no olvidemos que nos conocimos trabajando juntos y que fue en esa empresa, años atrás. Y conmigo...por ser yo como soy). Le esperaba en la estación, o cerca.
Alguna vez me mandó un mensaje cuando ya llevaba un rato esperándole...porque de repente le habían ido a buscar. O se había ido antes y de pronto se acordaba. Alguna vez le mandé un sms cuando ya llevaba una hora esperándole y lo que me preocupaba es si le había pasado algo...y fue entonces cuando me respondía que le habían ido a buscar...y que se había olvidado de avisarme. Esto pasó muy, muy pocas veces, pero pasó.
Pero yo seguí yendo a esperarle porque quería verle. Y porque tampoco me dijo nunca que no lo hiciera. Y seguí haciéndolo durante muchas semanas y muchos meses. Y hubo casi un año completo en que era él quien confirmaba que quedábamos esa tarde..., supongo que porque días atrás lo habíamos comentado. En esos tiempos ya no era necesariamente el jueves o el viernes, puesto que compartíamos línea de metro y podía ser cualquier día entre semana. Y cuando yo, en verano, salía de trabajar a las tres de la tarde, simplemente 'hacía tiempo', iba por otras rutas. Daba igual, iba a encontrarme con él.
Algunas semanas incluso nos vimos más de una vez.
Alguna vez, no muchas, salió antes, se acordó que yo iba de camino y se dio la vuelta. Le dije que no era necesario, pero lo hizo.
Con detalles de ese tipo me hacía creer que de veras le gustaba verme y que fuese a esperarle.
Ya no estoy segura.
Un día inventó una excusa..., o quizá fuese real, y ya no volví a poder ir a esperarle. A partir de determinado momento empezaron a irle a recoger. Cosa de la que me alegré, en serio, por él: no le gusta el transporte público.
Dejé de poder verle al menos una vez por semana. Pero me alegraba porque para él era más cómodo el regreso a su casa.
Cuando yo tenía vacaciones, me daba igual cruzarme Madrid para verle un rato, para acompañarle en el recorrido a su casa.
Cuando tiene vacaciones no sé nada de él.
Llevo sin hablar con él desde el viernes de la semana pasada. Quedó en llamarme el sábado. Ni lo hizo ni me cogió el teléfono.
Le llamé el lunes y el martes. El martes ya estaba preocupada. Al menos me respondió al whatsapp de buenas noches.
El resto de la semana le he dejado descansar (sé porqué coge vacaciones en unas fechas tan inusuales como estos días). Le llamé ayer viernes, le he llamado hoy sábado.
Da igual.
Hoy sábado, en teoría, había proyectado que nos viéramos un rato en su barrio por la mañana. Tomarnos un café juntos.
Es la tercera o cuarta vez que lo proyecta en lo que va de año. Solo lo hemos hecho una vez, a mediados de marzo. Sé que su salud no lo ha permitido.
Sé que es por eso. Y aunque fuese una excusa...me lo creería igual.
La semana que viene ya no tendrá vacaciones. E igual si le llamo me coge el teléfono. O igual hasta es él quien me llama. Y todo volverá a la normalidad que configura nuestra relación. Esa relación que hace tanto sé que sólo me importa a mí.
También a eso me he acostumbrado.
Pocas cosas hay tan maravillosas como meterse en una cama de sábanas recién planchadas. Y es lo que haré dentro de un rato.
Cuando duerme..., cuando ha dormido conmigo, las sábanas en que lo hace siempre están recién planchadas. Siempre.
Pero eso, esas noches, siempre fue lo menos importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario