jueves, 6 de mayo de 2021

Calma chicha.

 Siguen los días complicados.
Días en los que realmente no pasa nada. Que pasan sin dejar el menor poso, el menor rastro que pudiera encontrarme en algún día futuro y me sirviera para recordar.
No pasa nada. Pasa el tiempo, sin más. 

Llevo demasiados días acumulando cansancio. Ya no solo me duelen las articulaciones (sobre todo por las mañanas, al despertar), sino que si me tumbo en el sofá al llegar a casa por las tardes...al incorporarme me duele la espalda hasta quedarme sin aire. 
Sé que son contracturas de la tensión en que vivo. La tensión que lo envuelve todo cuando aparentemente no está pasando nada. La tensión en que se vive cuando hay que aparentar que todo está bien. Que no pasa nada.

Calma chicha que precede a la tormenta. 

Conozco sobradamente esa sensación. Tantas, tantas veces...
Pero no sé si tengo ganas de tormenta. Quizá por primera vez, no quiero esta tormenta. No que me caiga encima. No tener que correr.
Pero me temo que no será una tormenta para ver llover desde el otro lado del cristal de la ventana. 
Y estoy demasiado cansada.


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