jueves, 14 de julio de 2022

Despiste horario.

 Otra noche de calor tórrido más. Y así llevamos más de una semana. 
Ya, ya sé que el verano madrileño es esto y es así. Pero saberlo no me hace sentir menos calor.

Esta tarde ya he sacado el ventilador. Estaba resistiéndome (no me gustan los ventiladores, cosas del asma, imagino. Y también, aunque no sea consciente de ello, del precio disparado y disparatado de la luz). Estamos a más de 40 grados...

Anoche me acosté tarde, a más de las dos. Preferí evitar quedarme dormida en el sofá y me fui a la cama. 

Tras dormir mal (mucho, mucho calor) cuando me he despertado (ya de día) el reloj rosa analógico de la mesilla marcaba ¡¡las once y media!! Me he preguntado cómo he podido dormir tanto...con este calor y sin ser consciente de ello. Sin ser consciente, más bien, de haberme despertado sobre las seis como todos los días, de haber escuchado el 'clik' casi imperceptible del despertado a las siete de la mañana (hora en que debería sonar si no estuviese desactivada la pestaña del despertador), de escuchar los ruidos propios del despertar de la ciudad... Las once y media. Descabalándome algunos planes, cosas que quería hacer a primera hora de la mañana (intentar conseguir cita para solicitar el 'paro', por ejemplo).
Me he levantado y he ido al salón. La luz era rara. No escasa ni exagerada: rara.
He puesto la radio. El locutor entrevistaba a una ministra. Me ha extrañado: la programación a casi mediodía suele ser otra, más ligera. Además, quien hace el programa es una locutora... Por un momento me he preguntado si sería sábado en vez de jueves...
Y finalmente, creo que por instinto, he mirado hacia el pequeño despertador, también analógico de la estantería.
Eran las ocho y cuarto de la mañana. No las once y media.
A las once y media se paró, al quedarse sin pilas, el despertador. No era esa hora. De ahí la luz anormal para ser mediodía, la entrevista de tintes políticos...

Podría haber vuelto a la cama. Pero hacía tanto, tanto calor...

Y así transcurren mis días. Creo que más descansada, eso sí.

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