domingo, 26 de marzo de 2023

Horario de verano. Y otras excusas.

 Siempre he preferido el llamado 'horario de verano' al 'de invierno'. Por la simple razón de que me gustan los días con muchas horas de sol (o quizá porque me deprime que se haga de noche cuando apenas son las seis de la tarde). 

Pero...

La verdad es que ayer me di cuenta de que cambiar la hora en primavera es una solemne tontería. La semana pasada ya eran prácticamente las ocho de la tarde cuando dejaba de ser 'de día', y cada tarde era un poquito más tarde cuando se ponía el sol. O sea, que aunque no hubiéramos cambiado la hora, en un mes el día se alargaría solo hasta crepúsculos a las nueve de la noche. 

O sea, que forzarlo es bastante absurdo. Bueno, a mí me parece bastante absurdo (porque, eso sí, entiendo los motivos por los cuales se cambia la hora: éste es un país cuya principal fuente de ingresos es el turismo. Y que en zonas de costa mediterránea sea de día hasta prácticamente las diez de la noche, cuando da igual si amanece a las cinco o a las seis de la madrugada, es bueno para el turismo y lo que de consumista tiene).

Por tanto, por primera vez en mi vida este cambio de hora no me parece algo bueno.

Al contrario, porque esta semana tendré que sumar al descentre mental que me conllevan estos cambios (también el de otoño, en que se adelanta la hora) el hecho de tener que levantarme una hora antes. Porque el reloj dirá que son las ocho menos cuarto, pero mi mente dirá que no, que son las siete menos cuarto.

Y...

Y escribir sobre estas cosas, que en realidad tampoco son importantes, para no escribir sobre otras cosas. 

No hay comentarios: