domingo, 17 de diciembre de 2023

No hay perspectivas.

 Hace tiempo que dejé de pintar (o más bien, de dibujar).
Luego, de escribir. Bueno, escribía algo por aquí, pero nada que ver con mis años de escribir a diario, de crear historias o que éstas se creasen solas y yo fuese el instrumento de darlas a conocer.
Poco a poco, también fui dejando la rutina de este mismo blog. Y ni siquiera porque tuviese menos que contar que cuando escribía a diario o porque tuviese menos tiempo o menos necesidad: simplemente dejé de hacerlo.
De unos meses a esta parte apenas hago fotos. Alguna muy de vez en cuando. Y se quedan dentro de la cámara: no tengo interés en ver en pantalla lo que he fotografiado. En descubrirlo, más bien, puesto que cada vez veo menos y para las fotos no empleo las gafas.
Tampoco leo. Tengo una auténtica pila de libros pendientes. Y de revistas, suplementos dominicales del periódico (que hace años compraba a diario y ahora solo los domingos y muchos apenas lo hojeo para ojearlo).
Empecé a dejar de escuchar música. Yo, que no podía vivir sin música... Pero aún era costumbre fija encender la radio nada más levantarme por las mañanas. A las seis y media de la mañana ya estaba puesta la radio, con volumen bajito, y apagarla era lo último antes de salir de casa.
Hace meses que tampoco lo hago.

No le veo ningún sentido a hacer estas cosas.
Me limito a sobrevivir físicamente.
Mi nivel de ilusión por cualquier cosa es cero. Nulo.

Supongo que en cualquier dejaré de encender la cocina para prepararme algo de comer y me alimentaré con cualquier cosa que tenga en el frigorífico o compraré cosas precocinadas. Simplemente para no morirme de hambre, porque hace tiempo que dejé de disfrutar de la comida. 

Cuando lavo las sábanas procuro que se sequen en las siguientes horas para volver a poner esas mismas en la cama. Ya no las plancho, tampoco. Las tiendo bien estiradas y así también vuelvo a ponerlas en la cama.
Sé que no volveré a dormir acompañada. 

No hay perspectivas. No hay esperanza. No hay nada. 

Y tampoco ha vuelto a intentar contactar conmigo. ¿Para qué va a hacerlo, si hace tanto que lo hacía por simple compromiso y espaciando al máximo las llamadas y hasta las respuestas a los mensajes?

Quedan dos semanas justas para que termine el año.
Y la idea de tener que comenzar otro año más me produce tanta, tanta angustia...

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