La semana ha sido agotadora.
O igual no, igual no ha sido culpa de la semana que yo lleve cansada tantos días y cada día más que el anterior.Enumerarlo todo también sería agotador. Y aburrido para el lector. Problemas en el transporte, trabajo tedioso, pocas horas de luz solar, calefacción demasiado alta al llegar a casa, obra de la fachada que me está desquiciando y que me tiene a las diez de la noche reubicando plantas por la casa, el dolor de las imágenes en los informativos…
He comido fatal. Creo que ni he probado la fruta en toda la semana (sí la verdura: bendito y socorrido puré para dos días). Ni siquiera estoy segura de si algún día he llegado a ducharme (sé que no desde el jueves: el propio cansancio, la propia desgana, el importarme cada vez menos…)
La obra de la fachada me ha dejado sin cuerda para tender la ropa en la terraza. Como todavía tengo momentos en que regresa mi rapidez mental de antaño, ésa que me hace encontrar soluciones rápidamente, esta mañana he añadido otra cuerda en la terraza de la cocina (donde están ahora gran parte de mis cactus…además de otras muchas cosas). Pero me ha dado mucho coraje, tras poner la lavadora, ver el solecito de la tarde y no poder tender las sábanas en la terraza. Y no poder, por tanto, ponerlas recién secas y con ese olor a ropa de algodón secada al sol.
He puesto una sábana bajera nueva. O sea, esta noche estreno sábana. Por primera vez en…, ¿alguna vez he llegado a estrenar unas sábanas en los últimos veintitantos años, ahora que caigo?
Cuando venía a dormir conmigo, ponía sábanas recién planchadas.
No las cambiaba al día siguiente: me gustaba encontrar el olor de su piel en mis cama, sin buscarlo.
No sé nada de él. Le importo tan, tan sumamente poco, que no sé nada de él desde la última vez que el llamé hace mes y medio.
Si me paro a pensarlo, saber que no volveré a verle y que ni siquiera volveremos a hablar me duele hasta cortarme la respiración.
Estoy agotada.
Debería comer verduras frescas y frutas esta semana.
Pero no sé si lo haré. En realidad cada vez me importa menos qué me pase en un futuro que no será mi futuro.
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